El Rey pronuncia su discurso en el acto de entrega de los Premios Nacionales de Investigación 2009, celebrado ayer en el Palacio Real. :: EFE
ESPAÑA

El Rey impulsa un acuerdo de Estado pese a las reticencias del Gobierno y la oposición

El PSOE descarta un pacto de salvación nacional, pero abre una ronda con los partidos para tratar sus reformas

MADRID. Actualizado: Guardar
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«Es hora de grandes esfuerzos y amplios acuerdos para superar juntos, cuanto antes y con la debida determinación, las graves consecuencias de la crisis». Cuando aún coleaba en el ambiente la sugerencia desatendida de CiU para firmar un pacto de Estado para enfrentar la dura coyuntura económica, el Rey volvió a poner el dedo en la llaga. Pero sus palabras chocan con la voluntad del Gobierno y del primer partido de la oposición.

No está solo. Al llamamiento del Rey se sumaron en cuestión de horas el presidente del Congreso, José Bono, y el secretario general de UGT, Cándido Méndez, quien pidió desde Zaragoza a José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy que aparquen las diferencias, como han hecho patronal y sindicatos, y busquen un «compromiso incluyente» para sacar España adelante.

Ni socialistas ni populares entienden, sin embargo, que la situación requiera un entendimiento excepcional. El presidente del Gobierno fue muy explícito al respecto el miércoles, cuando subrayó que la situación «no es hoy peor que hace seis meses». Fue una afirmación que lo decía todo porque no hace siquiera mes y medio, durante su balance anual de fin de año, dejó claro que, a su juicio, España no tiene hoy una necesidad perentoria de un gran acuerdo de salvación nacional como pudieron ser los Pactos de la Moncloa.

Apuntó que aquel acuerdo, suscrito en 1977 por todas las fuerzas políticas para evitar una crisis institucional de consecuencias funestas, había que encuadrarlo en «un momento histórico excepcional» y aunque se dijo abierto a acordar asuntos concretos con el PP concluyó que las «diferencias ideológicas» impedían un pacto de mayores dimensiones. En esas sigue el PSOE. Y en términos similares se manifestó ayer su portavoz en el Congreso, José Antonio Alonso.

El encargado de forjar alianzas que permitan sacar adelante los proyectos gubernamentales salió al paso del clamor pro-pactista con el anuncio de que abrirá una ronda de contactos con el resto de fuerzas parlamentarias. Pero el objetivo no es, pese a que en un primer momento sonara a algo parecido, poner las primeras piedras para construir el tan traído y llevado pacto de Estado, sino negociar apoyos a las propuestas económicas que el Ejecutivo pretende llevar a la cámara: reducción de 50.000 millones de euros en el presupuesto para rebajar el déficit hasta el 3% en 2013 y cumplir el pacto de estabilidad europeo; las leyes del plan de economía sostenible; la reforma en el mercado de trabajo o las modificaciones del sistema de pensiones.

En algunos casos lo que pretende es, además, un respaldo a la totalidad. El Gobierno no va a negociar si el recorte presupuestario de este año supera o no los 5.000 millones establecidos por el Consejo de Ministros ni tampoco si recorta aquí o allá. Eso, avanzó Alonso, es potestad gubernamental. No es de extrañar que los socialistas marquen una clara línea roja porque, con la del martes, ya son muchas las iniciativas que el Congreso ha aprobado, con su voto en contra, para la eliminación de ministerios.

Estrategia parlamentaria

Lo que prepara el PSOE, a la postre, es más una estrategia para no tener que encajar demasiadas derrotas parlamentarias ahora que el patio está revuelto. Tras el balance favorable al PP en el primer pleno del año, temen quedarse solos, conscientes de que nadie quiere acompañar al Gobierno en su desgaste. El primero en pasar por el despacho del portavoz socialista será el nacionalista catalán, Josep Antoni Duran Lleida.

Si es esto simplemente lo que demandó Bono cuando dijo que sería «muy bueno» que en «estos momentos de complicación» las fuerzas políticas aparecieran unidas ante los ciudadanos, es difícil de asegurar. Pero no parece que fuera el sentido de las palabras de don Juan Carlos en el acto de entrega de los Premios Nacionales de Investigación. Allí el monarca subrayó que la crisis ha puesto de manifiesto importantes lagunas en la economía que afectan a su productividad y llamó a pactar para lograr un crecimiento «fuerte y duradero, cada vez más basado en la ciencia y la formación».

El PP tampoco pareció recoger el guante. Su portavoz adjunto en el Congreso, José Luis Ayllón, descalificó la ronda de contactos que van a abrir los socialistas porque sólo es un intento de «buscar cómplices» a su política económica. Un pacto de Estado, agregó, no necesita «mediadores», basta con que el Gobierno tenga «las ideas claras», cosa que, a su juicio, no ocurre.