PAN Y CIRCO

La realidad

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Por mucho que cerremos los ojos, la realidad se impone de manera tozuda. Los deseos y las ilusiones pueden hacernos disfrutar mientras soñamos durante un rato pero, al final, nos veremos obligados a aceptar humildemente los hechos: si la desconocemos o la negamos, inevitablemente se 'vengará' de nosotros.

Por eso pensamos que fue positivo y esperanzador que tanto el entrenador como los jugadores reconocieran de manera explícita la superioridad del juego del Levante.

En mi opinión, el partido del domingo pasado en el Ramón de Carranza ha servido, al menos, para que se despejaran las dudas sobre los responsables del mal juego y, en consecuencia, de los resultados adversos.

Espero que ya serán escasos los aficionados que sigan señalando a Javi Gracia como el culpable de la mala clasificación. Pero, en este momento central de la temporada, los que sólo somos unos simples aficionados deberíamos evitar -además del ingenuo optimismo y del paralizante derrotismo- un excesivo realismo que nos hunda con su peso.

Aunque es inevitable y saludable que experimentemos preocupación por esa manifiesta debilidad, no podemos consentir que cunda el desánimo, sino que, a la probada sapiencia del entrenador, deberíamos añadir el estímulo de nuestro aliento. No perdamos de vista que la realidad futbolística no es sólo física y técnica sino también emotiva, psicológica y social.

Ahora, cuando ya no es posible que los responsables mejoren la calidad de la plantilla, sólo nos queda elevar el tono de nuestras voces exigiendo a los futbolistas que se esfuercen y trabajen hasta la extenuación.

Al final de la temporada, y con independencia de los resultados, será la ocasión para exigir responsabilidades a los redactores de este proyecto.