Obligados a entenderse
La dialéctica entre Gobierno y oposición está resultando estéril y perniciosa
Actualizado: GuardarLa reforma laboral ha de contar con un amplio pacto parlamentario que atenúe las diferencias entre el Gobierno y el PP. El acuerdo alcanzado entre las centrales sindicales y las organizaciones empresariales, y la recuperación del sosiego en la zona euro tras los rumores de que la UE podría acudir en rescate de la economía griega, contrastaron ayer con las desavenencias partidarias que volvieron a protagonizar la sesión de control en el Senado. La reunión que por la mañana tuvo lugar entre el presidente Rodríguez Zapatero y los parlamentarios socialistas representó la catarsis de la que los diputados y senadores socialistas salieron congraciados con el anuncio de que el próximo viernes el Consejo de Ministros prorrogará durante seis meses la ayuda de 426 euros mensuales a los parados que hayan agotado las prestaciones por desempleo. Noticia que supone un alivio para la economía de miles de familias; pero que realza, al mismo tiempo, el gravísimo problema de que España duplique la media del desempleo que soportan los países desarrollados. Un dato que obliga a promover el cambio en el patrón de crecimiento a través de reformas estructurales en el mercado de trabajo. El acuerdo suscrito entre CEOE, CEPYME, CC OO y UGT para la negociación colectiva, que contempla la excepción respecto al progresivo incremento salarial del 1 al 2,5% para aquellas empresas que se encuentren en dificultades, y que se compromete a rebajar las tasas de temporalidad que se vienen arrastrando, ha de ser la antesala de la inmediata revisión normativa sobre el mercado laboral. Pero el alcance de esta reforma -como el de la apuntada para el futuro del sistema de pensiones- es de tal magnitud que el Gobierno debería someterla a la previa consideración de los grupos parlamentarios. La dialéctica entre el Ejecutivo de Rodríguez Zapatero y la oposición liderada por Mariano Rajoy en materia económica está resultando no sólo estéril; también es perniciosa cuando no conduce más que al permanente cruce entre la inmutabilidad de las posiciones del Gobierno y la reiterada desconfianza que éste suscita en el Partido Popular. El contraste franco sobre el diseño de un modelo competitivo y justo en el ámbito de las relaciones laborales sería la vía más idónea para que, a pesar de la permanente liza en clave electoral, ambas formaciones se vean emplazadas a atenuar sus diferencias en aquello que resulta determinante para que España deje atrás la crisis no mucho más tarde que los demás países del euro.