Los socialistas reciben la primera bofetada parlamentaria de 2010
Pierden una votación sobre una proposición del PP que insta al Gobierno a reducir su tamaño
MADRID. Actualizado: GuardarAl Gobierno le espera un invierno 'caliente' en el Congreso. Ayer, en el primer pleno de 2010, el PP ganó dos votaciones. La primera, una exhortación de la Cámara al jefe del Ejecutivo para que suprima altos cargos y ministerios. Los socialistas votaron en contra. Es la cuarta vez en un año que el Congreso hace la misma exhortación al presidente del Gobierno sin que haya sido atendida.
En la segunda votación, el grupo socialista, para disfrazar el revés, se sumo a la mayoría y apoyó una iniciativa, también de los populares, para permitir, mediante el cambio de la ley, que los autónomos y pequeños y medianos empresarios no paguen el IVA de las facturas que no hayan cobrado.
Las manos tendidas no son cheques en blanco. Así lo demostró ayer CiU, que compatibilizó su propuesta de pacto de Estado anticrisis con el Ejecutivo y el apoyo al PP para sacar adelante la proposición no de ley para instar al Gobierno a que reduzca un 25% los altos cargos de la administración. Y eso que los populares estuvieron a punto de echar por tierra la complicidad del resto de grupos.
Los portavoces de CiU, PNV, ERC y UPyD mostraron su disconformidad por el tono del diputado del PP Rafael Merino, a la hora de plantear una cuestión en la que toda la oposición está de acuerdo: la necesidad de que el Gobierno dé ejemplo de austeridad. Pero Merino convirtió su intervención en un regreso al pasado. Soltó en el hemiciclo un «váyanse señores socialistas, váyanse», que recordó al latigazo verbal de José María Aznar, como jefe de la oposición, cuando en un debate sobre el estado de la nación pronunció «váyase señor González, váyase».
El ponente de CiU, Jordi Jané, calificó la propuesta del PP de «poco seria» y aseveró que no mantendría el mismo discurso si gobernara. Pero para la formación nacionalista, como para el resto de los grupos, pesó más adelgazar la administración que el disgusto por el planteamiento popular.