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El jurado declara a Caridad culpable de asesinar a su marido de cien puñaladas
El abogado de la madre del fallecido pide 25 años de prisión, pues cree que hubo alevosía y ensañamiento
Actualizado: GuardarLos familiares de Manuel Gil Palacios lloraban ayer en los pasillos de la Audiencia Provincial de Cádiz. Sus lágrimas eran de alegría, pues se «había hecho Justicia», dos años y un mes después de que este sanluqueño fuera asesinado a cuchilladas en su casa, en enero de 2008.
Tras un largo juicio de siete días, el veredicto del jurado popular ha sido unánime: Caridad Mora Cantero, la esposa de Manuel, es culpable de haberle apuñalado con un cuchillo y unas tijeras, causándole «un inmenso dolor» y la muerte.
Caridad estaba ayer sola en la Audiencia Provincial, ni siquiera su hijo acudió a conocer el veredicto, y recibió la decisión con una actitud sorprendentemente serena, como si hubiese asumido la condena. Contrastaba su tranquilidad con la reacción alterada que tuvo en 2008 al saber que tenía que ir a prisión como imputada de asesinato, cuando intentó tirarse por una ventana de los juzgados sanluqueños y se golpeó contra las paredes con rabia. Desde entonces ha permanecido en la cárcel de manera preventiva.
El tribunal de la sección tercera de la Audiencia de Cádiz será ahora el encargado de dictar la sentencia y la pena de cárcel que se le impondrá a esta mujer de 52 años. Al tratarse de un delito de asesinato, el fiscal cree que el castigo más justo es de 20 años de cárcel. Por su parte, la acusación particular -que representa a la madre y un hermano de Manuel Gil- eleva su solicitud hasta los 25 años, pues considera que se dan los agravantes de parentesco, alevosía y ensañamiento. Además pide una indemnización de 200.000 euros para la familia del fallecido.
Caridad atacó a su marido mientras éste se duchaba; es decir, aprovechó que era incapaz de defenderse de cualquier ataque -desnudo y «en un lugar reducido», reconoce el jurado-, incluso de una mujer aparentemente débil como la condenada, que ha acudido cada día al juicio ayudada con una muleta. Los peritos forenses han descartado, no obstante, que tenga una limitación física grave. Manuel Gil Palacios recibió 101 heridas con unas tijeras y un cuchillo afilado, además de varios golpes y un bocado en la cara. Cinco puñaladas fueron mortales. A pesar de ello, en un primer momento el forense pensó que la muerte fue un suicidio, lo que dificultó la investigación. Tras matar al marido, la mujer salió de la casa y regresó una hora después, fingiendo que había hallado el cadáver.
El jurado popular ha considerado probada punto por punto esta versión de los hechos, aunque apenas hay pruebas que vinculen a Caridad de forma directa, como reconoció el propio fiscal en el juicio. La aboada de la condenada comunicó ayer que recurrirá el veredicto, una vez que se conozca la sentencia.