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Fallece el padre de los cuatrillizos gaditanos nacidos en diciembre

Al malagueño, de 34 años, le diagnosticaron una grave enfermedad dos meses antes de que su mujer diera a luz en el Puerta del Mar

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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A Salvador Alarcón le llegó tarde la vocación del Carnaval. Desde Fuengirola no se oyen coplas en directo. El tarareo de la cocinera 'gadita' del hotel en el que trabajaba avivó el interés por una fiesta de la que nunca pensó en formar parte. La puerta del Falla se la abrió Ana María Sánchez, su mujer, aquella misma que cantaba bajito mientras escurría verduras. Y con la que compartió escenario en el cuarteto Vivan los Novios de 2003. Seis años después, casualidades de la vida, la joven dio a luz a cuatrillizos, los componentes justos para esta modalidad.

Pero la mala suerte ha hecho que Salvador no pueda ver ya a sus hijos sobre las tablas. Una grave enfermedad terminó ayer con su vida, sólo dos meses después de que nacieran los niños. La familia lloraba la pérdida en el tanatorio de Fuengirola, donde trasladaron el cuerpo desde el hospital de Marbella.

La pareja había elegido esta localidad para establecer su domicilio aprovechando las oportunidades laborales que les daba la hostelería. Durante la temporada baja, el hogar era Cádiz y las risas del abuelo Francis -Francisco Sánchez, veterano cuartetero- que veía en la pareja savia nueva para esta modalidad.

Tanto él como su hija volverán pronto a la capital donde se encuentran los cuatrillizos, que acaban de cumplir dos meses. El día a día les deja poco tiempo para la pena y ayer mismo Francis lamentaba que lo que se avecina no es fácil. «Ana María está deshecha. Han sido un matrimonio muy feliz a pesar de las dificultades para conseguir un embarazo».

Y precisamente el diagnóstico llegó cuando la joven estaba de siete meses.

Desde que nacieron los niños, el estado de Salvador había mejorado considerablemente. La alegría por el alumbramiento y la cercanía de la Navidad influyeron su ánimo, que volvió a resentirse pasado Reyes. Fue entonces cuando decidieron trasladarse a Fuengirola y ya no volvió a Cádiz.

«Estos dos meses han sido duros con los cuatrillizos. Son muchos gastos y tanto mi mujer como yo estamos jubilados», explica Francis, que pasa el Carnaval más triste de su vida. Su hija tardará algún tiempo en volver a trabajar y la pensión que le queda es corta, dada la precariedad del sector de la hostelería. «Habrá que tirar con lo que tenemos», añade su padre, que la acompaña ahora y la traerá de vuelta. Mientras, la abuela es quien se ocupa de los pequeños.

Ana María echaba ayer la llave del piso para regresar a la casa de sus padres, con los que intentará sacar adelante a sus cuatro hijos. La felicidad tras el alumbramiento sólo queda en la foto que publicaron aquel día los periódicos, pero la tarea no es fácil y hay que seguir adelante.