Jubilarse más tarde
Cualquier cambio se tiene que hacer con visión de futuro, de manera consensuada y sin añadir sobresaltos
Actualizado: GuardarEl considerable y constante aumento de la esperanza de vida de los españoles, sobre todo desde la década de los noventa, y las reducidas tasas de natalidad ya características en nuestro país, tienen como consecuencia que en un futuro inmediato aumentará de manera espectacular el número de pensionistas y se reducirá la porción de españoles en edad de trabajar. Esta desproporción solo será paliada por la aportación de población inmigrante -más joven y con tasas de fecundidad más altas- que sólo será nutrida si se avanza en la solución de la crisis económica.
La consecuencia de que cada vez más españoles vivan más años es que debería prolongarse la edad de la jubilación. Retrasar la edad de jubilación en dos años, de los actuales 65 a los 67, sería la manera de garantizar, dentro de quince o veinte años, que el sistema de pensiones, actualmente sólido, mantendrá su robustez en el futuro. El sistema de Seguridad Social española goza hoy de buena salud. Existe un superávit de 8.500 millones de euros y hay 60.000 millones en el fondo de reserva. No se trata por tanto de tapar un agujero que hoy no existe, se trata de evitar que pueda haber problemas dentro de quince o veinte años.
De la misma manera deberá ampliarse de forma gradual el periodo de referencia de cotización -actualmente fijado en quince años-, que sirva para determinar la jubilación a percibir. Hay que recordar que en el año 1985 se computaban los dos últimos años de cotización y que en 1997 se estableció el actual límite de quince años.
No se trata de adoptar ninguna de estas medidas ni de forma atropellada ni con mensajes equívocos, sino con serenidad y consenso. No se puede fijar una edad única de jubilación pues no es lo mismo escribir artículos que picar en la mina; impartir docencia en la universidad que dar clase a chavales de seis años. Debe haber flexibilidad, como ya existe ahora, en la edad de jubilación, pero digamos que se deben dar facilidades y estímulos para alargar la vida laboral siempre que se pueda. De la misma forma que no sólo no se perdió nada, sino que se ganó, cuando pasamos, gradualmente, de dos a quince años en la cotización de referencia para establecer la pensión a percibir, ahora debería aumentarse progresivamente en uno o dos meses cada año.
Las pensiones, la jubilación, son asuntos sobre los que todos los españoles tenemos una extraordinaria sensibilidad, se trata de saber cómo vamos a vivir en el futuro. Cualquier cambio, por tanto, se tiene que hacer con visión de futuro, de manera consensuada y sin añadir más sobresaltos de los que por sí entraña la crisis económica.