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'Arrepentidos' arrojan sobre Berlusconi la sombra de una vinculación a la Mafia
Massimo Ciancimino, hijo del ex alcalde de Palermo, declara ante la Justicia que Forza Italia «nació por un acuerdo con Cosa Nostra»
ROMA. Actualizado: GuardarProliferan en Italia desde hace meses 'arrepentidos' de la Mafia y testimonios que reconstruyen un cuadro histórico preocupante para el primer ministro, Silvio Berlusconi: le alcanza la sombra de una presunta vinculación con Cosa Nostra. No se han concretado en nada pero arman mucho revuelo. El mecanismo está en marcha, lleno de implicaciones en los grandes misterios recientes de Italia -de hecho ya hay que reescribir el asesinato del juez Borsellino, compañero de Falcone, en 1992- y, naturalmente, no se sabe lo que hay de verdad ni qué intenciones oculta.
La idea viene a ser que a principios de los noventa Berlusconi pactó con la Mafia su apoyo para entrar en política a cambio de una serie de concesiones cuando llegara al poder. Como luego no habría cumplido, a los capos se les habría acabado la paciencia y han dado permiso para que sus hombres empiecen a cantar.
En este esquema hay un personaje anómalo, Massimo Ciancimino, hijo del más mafioso alcalde de Palermo, Vito Ciancimino, fallecido en 2002. Lleva dos años largando, como simple testigo, y protagoniza un serial de revelaciones. Ya ha dicho que la Mafia invirtió en Milano 2, la zona residencial construida en los setenta por Berlusconi y que fue su pelotazo, trampolín de su fortuna. Apunte que cae sobre una de las grandes preguntas sobre el magnate, que nunca ha aclarado totalmente de dónde sacó el dinero.
Ciancimino puso ayer la guinda al afirmar sin rodeos que Forza Italia, el partido que 'Il Cavaliere' fundó en 1993, «nació por un pacto con Cosa Nostra»: «Mi padre me dijo que Berlusconi era el fruto de estos acuerdos». Ciancimino siempre habla de oídas y aporta algunos documentos. Cuatro 'pizzini' (papelitos con órdenes) de Bernardo Provenzano, el último gran capo de Cosa Nostra detenido en 2006 y que usaba a Ciancimino padre como mensajero, y el célebre 'papello', un documento en el que la Mafia ponía doce condiciones para negociar con el Estado el fin de la terrible escalada de violencia de 1992.
Ayer Ciancimino esgrimió un 'pizzino' de Provenzano dirigido a Berlusconi y su mano derecha, Marcello Dell'Utri -actual senador y ya condenado en primer grado a nueve años por asociación mafiosa- reclamando el cumplimiento de sus supuestos acuerdos, así como una carta de su padre a éstos que resumía el mensaje del capo. En ambos textos se habla de un intento de intimidación al hijo de Berlusconi, como aviso, y de que el magnate debe «poner a disposición sus cadenas de televisión». Dell'Utri y el entorno d 'Il Cavaliere' niegan todo y lo definen una locura.
Batería de revelaciones
Es sólo un parte de una batería de revelaciones que cubre un amplio espectro. El relato de Ciancimino tiene mucha miga. Según cuenta, en 1992 el Estado abrió una negociación con la Mafia de Totó Riina para terminar con las masacres a cambio de un trato de favor. Pero Provenzano, su segundo, le habría traicionado y reveló el escondite de Riina, detenido en 1993. Aunque se habría pactado que no se registrara su casa. De hecho así fue, es un conocido escándalo italiano: la Policía tardó 19 días en registrarla, y a la Mafia le dio tiempo hasta de pintar las paredes.
Según Ciancimino, «había papeles que habrían hundido a Italia». El diálogo secreto entre Mafia y Estado habría continuado con Provenzano, amparado por un acuerdo de inmunidad. Fue detenido en 2006. Ciancimino, afirma su hijo, fue sustituido como mediador por Dell'Utri. De momento es sólo un espectáculo entretenido, aunque una pesadilla más para Berlusconi. Habrá que ver en qué se queda.