Carnaval y tecnología
Actualizado: GuardarNadie se atreve a ponerle el cascabel al gato. Y ya toca. Tenemos un Carnaval con más solera que la cota de mallas del Guerrero del Antifaz, y cada año seguimos encontrándonos con los mismos boquetes tanto en la organización de la cosa a nivel de calle (atrinchérense este sábado), como en el concurso de marras, que sigue dando palos de ciego y nos sigue dando palos a los aficionados con tantísimos días de retransmisión de agrupaciones que están muy, pero que muy por debajo que la inmensa mayoría de las que uno se encuentra luego cantando en El Pópulo y que no van con ínfulas de artistas.
Todos hablan de preselección, pero la pela es la pela. Y la preselección supondrá menos días de concurso, menos días de taquilla. O lo mismo no, si hacen cuentas, que abrir el Falla cada noche no tiene que salir barato. ¿Cómo preseleccionamos? ¿A puerta cerrada, en plan casting de Fama, venga una y otra agrupación entrando por una puerta y saliendo por otra y un grupo de señores detrás de un biombo apuntando quién pasa a la siguiente ronda y quién se va para casa? Es una opción, desde luego.
Otra sería aceptar de una vez que no podemos dar la espalda a la tecnología. ¿Qué quiere usted presentarse al concurso? Envíe grabado en vídeo, que hoy hacen maravillas en cualquier sitio, su repertorio registrado por si las moscas. Un grupo de expertos (yo diría que chirigoteros y comparsistas que ya no salgan, para que nadie luego llame a tongo), ve esas grabaciones, y decide quién pasa y quién no pasa. Como cualquier concurso literario o pictórico de los que en el mundo son.
Lo malo de este mundillo es el secretismo continuo, la sorpresa, el querer darlo todo sobre las tablas. Para evitar que los cámaras estén haciendo primeros planos cuando la chirigota en masa hace un gag en plano general, quizá sería conveniente que el director de la agrupación se reuniera antes de la retransmisión con el regidor para que luego los espectadores no se pregunten qué ha pasado en el escenario que se ríe la gente cuando en la pantallita lo que vemos son las mellas de uno, que no tienen mucha gracia.