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El padre de la patria
Sudáfrica vuelve a cuestionar la capacidad del presidente Zuma tras la polémica por su nuevo hijo extramarital
Actualizado: GuardarA Jacob Zuma le gustaría que su talla política se asemejara a la de Nelson Mandela, el ilustre predecesor, pero la trayectoria del actual presidente sudafricano recuerda más a la de Silvio Berlusconi o, incluso, a la carrera erótica del golfista Tiger Woods. El líder, de 67 años, acaba de reconocer la paternidad de una niña, nacida el pasado mes de octubre y fruto de una relación extramarital con la hija de Irvin Khoza, presidente del comité local organizador de la Copa del Mundo de Fútbol. La pequeña se convierte así en el vigésimo de sus vástagos. Además, a principios del presente año, el flamante padre también contrajo matrimonio con Tobeka Madiba, tercera esposa del estadista de las cinco -de una se divorció y otra acabó por quitarse la vida- que ha tenido hasta el momento.
La actitud del mandatario ha generado una nueva polémica y cuestionado, otra vez, su capacidad para dirigir la potencia africana. Aunque el aludido alega la práctica de la tradición zulú de la poligamia, sus acusadores niegan que la infidelidad esté consentida por las costumbres indígenas y, sobre todo, lamentan su conducta irresponsable en un país donde 5,7 millones de personas están infectadas de sida y se promueve el uso del preservativo . Hace cuatro años, Zuma reconoció que había mantenido sexo con una joven seropositiva y que como única y curiosa protección se había duchado tras acostarse con ella.
La oposición reprocha la imagen proporcionada por la máxima autoridad y cuestiona su proceder por ejercer sin reparos la promiscuidad o defender los matrimonios múltiples, hábito también controvertido en la sociedad local. El presidente parece la muestra más evidente de un Estado convertido en paradigma de modernidad, de desarrollo de libertades y garantías constitucionales, y que, sin embargo, parece lastrado por problemas como el caudillismo y la corrupción, comunes a todo el continente.
La ascensión al poder de Zuma fue polémica y llegó a generar la ruptura del Congreso Nacional Africano, su partido. La elección como jefe de la formación en 2008 constituyó la mejor herramienta para propiciar la destitución de Thabo Mbeki, el anterior presidente y enemigo personal, y que fue acusado de conspirar contra el dirigente de la formación mayoritaria. El apoyo del Partido Comunista, los sindicatos y movimientos juveniles propiciaron el triunfo de su corriente.
La victoria en las elecciones del pasado año con el apoyo de las dos terceras partes de los votos le otorgó una legitimidad incuestionable, cercana a la obtenida por Mandela en 1994, pero no disipó las dudas sobre su idoneidad. Tras pasar diez años en la famosa cárcel de Robben Island, donde aprendió a leer, el antiguo luchador contra el 'apartheid' culminaba una carrera hacia el máximo poder ejecutivo salpicada de todo tipo de escándalos.
En quince años el presidente ha acumulado multitud de denuncias. Ha debido hacer frente a una demanda por violación y ha sido imputado en otros episodios de corrupción administrativa. El juicio más mediático de la joven república tuvo como imputado a Shabir Shaik, asesor financiero de Zuma y que actualmente pena quince años de cárcel por delitos de fraude y soborno. La implicación del político en sus negocios sucios no pudo ser probada, pero tampoco hay excesivas dudas sobre la connivencia. El pasado año, pocos días antes de su triunfo electoral, la Fiscalía retiró los cargos de fraude, chantaje y blanqueo de dinero interpuestos contra el candidato.
En entredicho
Si la catadura moral y ética del presidente parece en entredicho, aún más cuestionada parece la facultad de un individuo sin educación formal para asumir los grandes retos que tiene planteado el país, donde una tercera parte de la población subsiste en la miseria y se producen 9.000 asesinatos anuales. Además, la presidencia le concede la condición de árbitro en la región austral, afectada por graves problemas como la inestabilidad de Zimbabue.
El próximo jueves Mandela y Zuma compartirán tribuna en los actos que conmemoran el vigésimo aniversario de la liberación del primero. A priori, se antoja una excelente ocasión para que ambos, el padre putativo y el demográfico de Sudáfrica, compartan sus contrapuestas experiencias como progenitores de un Estado.