LA SINRAZÓN DEL FÚTBOL
Actualizado: GuardarSalvando las distancias y si se me permite el símil, igual que en algún que otro caso de una mujer maltratada a la que un juez, no sólo no le da consuelo y deja sin castigo a su agresor, sino que encima la acusa de ser una mala esposa... igual de desamparada podría sentirse la selección de Togo. De nuevo el fútbol nos sorprende con un episodio demencial y absurdo. De nuevo, con muertos de por medio, algo que no es indicativo de suspensión o aplazamiento de nada.
Se acogen al triste dicho de «que la vida sigue». De nuevo, se soluciona rápidamente con un minuto de silencio antes de cada partido y con la muestra de un más que sentido pésame a las familias de los fallecidos.
De nuevo, no se ha asumido la responsabilidad y se ha vuelto la cabeza para otro lado. Es más, se les llegó a reprender por haberse desplazado en autobús en contra de las advertencias dadas por la organización. Una prueba más que evidente de que la inseguridad ya no resta puntos a la hora de elegir una candidatura.
La solución es bien sencilla: se entierra a los fallecidos quienes al no tratarse de futbolistas carecen de menos valor y, por supuesto, no iban a afectar al devenir del espectáculo.
De nuevo, se les obligó a jugar a pesar de la tragedia y se amenazó a todas aquellas selecciones que quisieron solidarizarse con los togoleses.
De nuevo las víctimas se convirtieron en verdugos. De nuevo, los intereses económicos imperaron por encima de los sentimientos y, más que nunca, de la razón.
Por si no tuvieran suficiente, se les castiga a no disputar la Copa de Africa en sus dos próximas ediciones. Y ya para poner la guinda al pastel de esta historia tan surrealista, los terroristas también se disculparon porque al parecer se equivocaron de «blancos».