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Un pacto que despierta recelos

LONDRES. Actualizado: Guardar
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El 'Irish Examiner', un diario de Cork, situada en el sur de la República de Irlanda, fue una voz aislada ayer en la condena de los políticos de Ulster. La región fue un baluarte del IRA. Allí nació su líder en el principio del siglo XX, Michael Collins; allí comenzó la guerra civil, tras la toma por la facción del IRA opuesta al pacto entre Collins y Londres del poder local, y allí fue asesinado 'El Chicarrón', por sus ex camaradas.

La crítica editorial a lo ocurrido en los últimos días en Belfast no se basa sin embargo en el sentimiento de que Sinn Fein, aunque alimente aún el ideal de la unidad de Irlanda, se dispone a administrar una fuerza armada por la corona británica o unos tribunales que aplicarán sus leyes para la provincia desgajada en el pacto de Collins.

El periódico irlandés lamenta que lo ocurrido en torno a las transferencias de la Justicia y la Policía confirme que «puede haber llegado el momento de preguntar si las estructuras establecidas en el Viernes Santo de 1998 y apuntaladas en el acuerdo de St. Andrew's de 2006 funcionarán alguna vez».

El argumento editorial es que unas instituciones que se fundan en la exigencia de un acuerdo entre nacionalistas y unionistas «hacen que no cuenten los votos de aquellos que no se registran como nacionalistas o unionistas a la hora de decidir cómo se alcanza el consenso intercomunitario». Y el diario añade que «esto representa una barrera a la moderación, porque hay un perjuicio hacia aquellos partidos que quieren enterrar los odios del pasado». Es una opinión que registra el sentimiento, extendido en Irlanda del Norte, de que esas «extrañas» instituciones, «que fueron bien recibidas para acabar con el terror que costó tantas vidas», no llevan al buen gobierno.