Malditas lesiones
Actualizado: GuardarDespués de una cierta sequía en cuanto a ganar torneos de Grand Slam, a principios de la década de los 90 apareció un tenista llamado Sergi Bruguera, que logró revolucionar, en cierta medida, el panorama nacional. Tras un impecable Roland Garros llegó a la final y le ganó, nada más y nada menos, que a Jim Courier, que, por entonces, era dueño absoluto de las pistas. No fue fruto de la casualidad. El tenista catalán se situó en los puestos punteros de la ATP. Pero, más temprano que tarde, aparecieron las terribles lesiones y comenzó el ocaso de un deportista con unas excelentes prestaciones y que vio truncada su carrera. Tras él, aunque no llegó a alcanzar la trascendencia y la repercusión de Bruguera, fue el turno de Alberto Berasategui, un jugador con grandes cualidades y una forma muy extraña de golpear la bola, al que las lesiones y su propia indolencia terminaron condenando al ostracismo definitivo.
Pocos años después, la irrupción más espectacular era la de Juan Carlos Ferrero. El tenista de Onteniente llegaba a la final de Roland Garros y se la llevaba frente a Gustavo Kuerten y, en poco tiempo, lograba alcanzar el número uno, el mismo poco tiempo que tardaría en perderlo. Pero también terminaría claudicando ante los problemas musculares y perdiendo su condición de top ten. Hace pocos meses, tuvo una especie de 'resurrección' en el pasado torneo de Wimbledon, donde llegó a cuartos de final. Pero todo se ha quedado ahí y en un futuro no se espera mucho más.
El último gran baluarte de las pistas es Rafael Nadal. Y parece que las cosas van por el mismo camino. El de Manacor ha llegado al número uno mundial, y a partir de ahí, ha comenzado su declive por culpa de los problemas físicos. A Federer, por contra, nunca le afectan las lesiones. Está claro que los nuestros explotan mucho más el físico y quizás ahí estriben gran parte de los problemas.