El PP condiciona el apoyo a las reformas a que Zapatero «le pida ayuda» a Rajoy
Los populares quieren que el presidente cite a su líder en La Moncloa para trabajar en un pacto que saque a España de la crisis
MADRID. MADRID. Actualizado: GuardarCuidado con los deseos, porque a veces se cumplen. El PP lleva más de un año demandado a José Luis Rodríguez Zapatero reformas profundas, sobre todo de índole económica y laboral. Sin embargo, cuando el Ejecutivo socialista, acuciado por la cifra récord de cuatro millones de parados y cuestionado por la UE a causa del alto déficit público, decide emprender esos decisivos cambios, el principal partido de la oposición opta por mirar hacia otro lado.
Esta aparente contradicción obedece a una cuestión de estrategia: los populares no están dispuestos a regalar nada al adversario. Opinan que los socialistas han hecho «una mala copia» de sus propuestas y exigen una singular contrapartida. El PP aspira a que José Luis Rodríguez Zapatero reconozca que necesita a Mariano Rajoy para sacar a España de la crisis. Es más, los populares ambicionan que el presidente cite al líder de la oposición en La Moncloa para «pedirle ayuda».
La baza de la dirección nacional del PP en esta singular partida es el consenso. Sin un pacto de Estado Zapatero nunca ganará la batalla de la crisis, según estiman fuentes de la cúpula popular. Ponen como ejemplo la propuesta para modificar el sistema de pensiones, que el PSOE ha querido aliñar en solitario, sin pasar ni por el tamiz del Pacto de Toledo.
El resultado ha sido un notable repudio social, sindical y político. El Ejecutivo intenta remendar el roto con continuos cambalaches -ayer mismo ha eliminado la prerrogativa por la que se aumentaba el tiempo de cómputo de la pensión de los 15 años actuales a 25-. El rechazo ciudadano, insisten en Génova, habría sido menor si este camino lo hubiera andado el PSOE de la mano del PP.
Los populares, sin embargo, corren el riesgo de que se les censure por no arrimar el hombro en un momento decisivo para detener la gangrena económica, sobre todo porque el escenario ha cambiado en este inicio de 2010. La negativa del Ejecutivo socialista a impulsar cambios de calado, pese a la crisis, apelando a razones ideológicas y sociales, engrandeció la figura de Mariano Rajoy como el sustituto ideal para un patrón que abocaba la nave a la zozobra. Con Zapatero 'enganchado' a las reformas, sobre todo por las advertencias de la Comisión Europea y de otros organismos internacionales, el PP debe renovar su estrategia o, como mínimo, a cambiar su discurso.
Alternativa
Una tarea que el equipo de Rajoy quiere emprender, pero sin dar oxígeno a un Gobierno al que consideran noqueado, pero que aún se mantiene en pie en el cuadrilátero. Los más de cuatro millones de españoles que quieren trabajar asfixian al Ejecutivo, que no está para un intercambio de golpes. La izquierda española lleva meses quejándose de que el PP les había 'robado' su lenguaje. Mariano Rajoy, en el mitin celebrado el pasado sábado en Mérida, fue más directo. Animó a los votantes del PSOE a poner los ojos en el PP. Les prometió generar empleo, subir las pensiones y propiciar un aumento del nivel adquisitivo de los trabajadores.
Ninguna alusión a medidas impopulares, necesarias en cualquier ajuste económico del calibre que barruntan los expertos. Eso, apostillan los populares, es tarea de Rodríguez Zapatero. «Nos veremos abocados a un ajuste durísimo que, hoy por hoy, todavía es evitable», asegura Esteban González Pons, vicesecretario de Comunicación del PSOE.
La asignatura pendiente del PP es especificar cómo piensa sacar a España de la crisis. Un reproche que irrita especialmente a Rajoy, cansado de que le endosen el «topicazo» de que el PP carece de alternativa. El líder popular defiende que sí la tiene y que hacen aportaciones concretas y periódicas en el Congreso -la próxima semana propondrán que autónomos y pymes no abonen el IVA de las facturas impagadas-. En el PP, además, recuerdan que si sus ideas no se materializan es porque el PSOE las rechaza. Es decir, todo menos quemarse en el incendio económico, porque la fruta está madura y no tardará en caer.
Una forma de actuar que no comparten otros dirigentes del PP. Esperanza Aguirre aboga por forzar la máquina. La presidenta de la Comunidad de Madrid aseguró ayer que «lo más honesto» sería que Zapatero convocase elecciones anticipadas, «para que los españoles decidan» decidan qué dirigente quieren que saque a España de la crisis.