
Europa ya tiene su estrategia para alcanzar la igualdad real
Las ministras y altos cargos de la UE proponen crear un organismo en Naciones Unidas que vele por los intereses de las mujeres
CÁDIZ. Actualizado: GuardarEuropa no se puede permitir prescindir del talento femenino, sobre todo, en estos tiempos de crisis. Es es uno de los mensajes que contiene la Declaración de Cádiz, aprobada tras la II Cumbre Europea de Mujeres en el Poder que ayer acogió la Diputación Provincial. La declaración está firmada por las cuatro ministras españolas y las cinco británicas que han impulsado la reunión, pero en el debate intervinieron 27 mandatarias de 17 países de la Unión Europea.
El encuentro se produjo 18 años después de que, por primera vez, se reunieran las ministras europeas en Atenas. Desde entonces, las mujeres se han incorporado muchas a puestos de responsabilidad, como recordó ayer la vicepresidenta, Teresa Fernández de la Vega, pero no las suficientes, a juzgar por las palabras de las responsables que intervinieron en el debate.
Este foro europeo debería tener, en su opinión, un reflejo en las Naciones Unidas. Por eso se dejó escrito el compromiso de «apoyar una futura entidad» en este organismo para avanzar en la capacitación de las mujeres de todo el mundo y respaldar a aquellas que se enfrentan con mayores dificultades. Porque si algo quedó ayer es que si Europa aún no ha conseguido las metas propuestas, en el resto del mundo la situación para las mujeres es crítica.
Por enumerar algunos de los males que atacan a la mitad del Viejo Continente: el cuidado de los mayores sigue siendo una responsabilidad de ellas; el aumento de la formación no se corresponde con una presencia proporcional en los espacios de toma de decisiones, incluidos los puestos directivos de las grandes empresas y, por si fuera poco, se ha constatado que las generaciones más jóvenes están reproduciendo comportamientos sexistas en los diferentes ámbitos de la vida, «como muestran los datos sobre violencia de género, la discriminación, la promoción profesional o la diferencias salariales».
Las ministras también advierten que los estereotipos siguen determinando un comportamiento diferenciado entre hombres y mujeres y sutilmente llaman la atención en este aspecto sobre la responsabilidad que tienen los medios de comunicación.
Por eso, la Declaración de Cádiz sostiene que la igualdad no es sólo una cuestión de derechos y justicia social, sino una condición previa para lograr un crecimiento sostenible, mayor empleo, competitividad, excelencia científica y cohesión social. En otras palabras, si no se cuenta con una mitad de la población, el otro 50% no saldrá del atolladero.
Lástima que Islandia no estuviera como país invitado. La actual primera ministra, Jóhanna Sigurðardóttir, podría explicarlo de una manera más gráfica. Ella se hizo cargo del Gobierno después de que su antecesor, Geir Haarde, renunciara tras la grave crisis económica. Sigurðardóttir ya avisó entonces de que había llegado el Gobierno para arreglar el desaguisado económico. Y también para quedarse.
«Una mujer en la Cumbre de la Unión Europea da una buena imagen, porque a la gente le da un poco de miedo ver esas caras y tanto traje gris»
«¿De qué sirve tener una Unión Europea del siglo XXI que en realidad sigue discriminando a la mitad de la población? Nos queda mucho por andar».
«En muchas ocasiones, sobre todo en periodo de crisis, la igualdad se considera un coste extra».
«Debo ser crítica respecto a la situación de las mujeres en la política de mi país. Sólo hay 114 diputadas frente a los 463 hombres y, en el Senado, la diferencia es aún mayor».
«Tenemos una ministra de Defensa y una de Interior y por primera vez una rectora. Son cosas que no hubieran soñado las generaciones anteriores».
«En el futuro la incorporación de las mujeres se logrará sin la necesidad de establecer cuotas».
«La Unión Europea será más fuerte si asumimos el desafío de que hombres y mujeres desplieguen sus capacidades, utilizando las nuevas tecnologías».