SAN FERNANDO
Tercera denuncia del Seprona contra la piscifactoría de San Fernando por delito ecológico
Técnicos de la Junta comprueban la muerte de otras 12.000 doradas y no se descarta la clausura de las instalaciones
La situación se complica en el estero de Santa Leocadia, en San Fernando, donde se ubica la piscifactoría de doradas gestionada por un grupo empresarial de origen ruso. Los problemas por la falta de mantenimiento está pasando factura a los peces que se encuentran en ella.
Concretamente, la Guardia Civil levantó ayer acta certificando la muerte de aproximadamente 12.000 doradas y hoy técnicos de la Consejería de Agricultura y Pesca de la Junta de Andalucía se encuentran inspeccionando las instalaciones .
Esta es la tercera vez que la Guardia Civil levanta acta en la piscifactoría. La primera de ellas, ocurrío en febrero de este año cuando denunciaron las pésimas condiciones en las que se encontraba el pescado, sobre todo por la falta de alimentos .
Desde entonces la situación ha ido empeorando y la viabilidad de la piscifactoría está en duda ya que incluso se debe varias nóminas atrasadas a los trabajadores de la factoría que pertenece a un empresario de nacionalidad rusa y cuyo negocio se basa en transportar el pescado de San Fernando a Francia .
El Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil ( Seprona ) vuelve a levantar acta, por tercera vez en un año. La primera la levantó el pasado febrero ante un supuesto delito ecológico. Las instalaciones no reunían las condiciones mínimas para desarrollar la actividad. La voz de alarma saltó a mediados de junio cuando los propios empleados de la piscifactoría denunciaron la muerte de miles de peces por falta de alimentación.
A partir de ese instante, la inspección de la dirección provincial de Agricultura y Pesca tomó cartas en el asunto y giró una vista para comprobar el estado de las balsas. Los inspectores advirtieron en el informe de la presencia de doradas muertas flotando en el agua y de la falta de pienso para su manutención. De hecho, el delegado de Gobierno de la Junta en Cádiz, Juan Luis Belizón , advirtió que si los gestores no enmendaban el problema se estudiaría la rescisión del contrato de explotación.
Los empresarios tomaron nota y enviaron más pienso a las instalaciones pero, según los trabajadores que aún quedan en el recinto, se trata de cantidades insuficientes para mantener con vida una población de doradas que supera los 100.000 ejemplares . Se depositaron 500 kilos, sin embargo, la cantidad mínima diaria para mantener sin problemas las balsas debe ser de 350 kilos. El problema surge ahora cuando los gestores de las instalaciones han ordenado al personal que custodia los esteros que reduzcan la dosis de pienso diaria hasta solo 50 kilos.
Reducción de plantilla
La historia de esta piscifactoría, próxima a la playa de Camposoto, se remonta a 2010 cuando el empresario ruso Higor Bakuli puso su punto de mira en la costa gaditana para invertir en negocios relacionados con el mar. Bakuli, que ya contaba entonces con explotaciones en Camboya, invirtió en San Fernando casi 4 millones de euros en poner en marcha una moderna piscifactoría para el engorde y venta de doradas . La Consejería de Agricultura y pesca de la Junta fue quien dio el visto bueno a esta concesión administrativa, que nació bajo el nombre de Cultivos Marinos Integrales SA, y que ahora hace aguas. El empresario fue encarcelado en su país dos años después de abrir las instalaciones isleñas, lo que obliga a cerrar la piscifactoría. La empresa entra en concurso de acreedores y en sus 24 meses de vida había generado desudas por valor de 800.000 euros.
Una denuncia ante la Inspección de Trabajo alerta de que hay trabajadores sin contratoLa salida de prisión de Higor Bakuli, en 2013, coincide con un intento de resurrección de la piscifactoría gaditana, sin embargo, es necesaria la entrada de un socio inversor para reflotar las instalaciones. Así, el propio Bakuli pone al frente del negocio a Alexander Nazarov , que es quien se encarga de pagar las deudas contraídas anteriormente y devolver la actividad a las instalaciones. La llegada de este socio inversor supone un aire fresco para la plantilla en 2014, que ven como la intención de los empresarios rusos mantener el empleo y la actividad. Ese mismo año se repueblan las 26 balsas y se prevé para una población de 450.000 doradas. Los empresarios rusos mantienen contactos con la consejería y con el centro técnico de El Puerto sobre acuicultura. La intención es producir unas 200 toneladas de doradas al año. Para ello se calcula el pienso necesario y, sobre todo, la mano de obra necesaria para mantener las instalaciones. El proyecto se tuerce en 2015 cuando el gerente, Bernabé Machío, decide abandonar. La falta de compromiso de los empresarios rusos hace levantar sospechas.
El negocio no termina de levantar cabeza y la dirección de la empresa delega la gestión en el administrador Christo Valtchev Christov , un súbdito húngaro de Proyect Century, vinculado a la empresa de Cultivos Marinos Integrales.
Los impagos y la falta de alimento para mantener las instalaciones son constantes. La concentración de alevines comienza a ser un problema ecológico ante la falta de conservación. La situación estalla en enero de 2017 cuando la plantilla reclama sus salarios y exige a los empresarios concreción sobre la viabilidad del negocio. Es entonces cuando una denuncia ante el Seprona destapa la verdadera situación del estero de Santa Leocadia, donde más de 40.000 doradas están amenazadas de muerte.