SAN FERNANDO
Santiago Codesido: «Aún recuerdo el sabor de la boca del hombre que me violó»
Cuarenta años después, este isleño de 52 años hace público su testimonio en el que asegura que un hermano de La Salle abusó sexualmente de él y de «al menos otro compañero»
Los actuales responsables nacionales de La Salle fueron quienes decidieron poner en conocimiento de la Fiscalía en Cádiz esta denuncia
La Brigada de Policía Judicial de la Comisaría de San Fernando está realizando las diligencias encomendadas por Fiscalía en una investigación abierta
«La mayoría de estos pederastas actúan de una forma peculiar. Él separaba a sus presas del resto del grupo, incluso hablaba mal de mí para que el resto me aislase. Con 12 años yo no sabía lo que era la sexualidad , pensaba que eso significaba besarse con una chica. Cada mes íbamos de excursión a Alcalá de los Gazules, andábamos hasta la Venta Patrite y terminábamos en el río. Allí acampábamos y nos quedábamos dos noches.
Las tiendas tenían capacidad para tres personas. Yo dormía en uno de los extremos, otro compañero en el lado opuesto y él en el centro. Nos daba un líquido blanquecino que apodaba 'leche de pantera', en realidad era alcohol. Cada vez que tenía miedo de que me violase, bebía lo máximo que podía para poder olvidar ese dolor. Tengo 52 años y sigo sintiendo el sabor de su boca ».
Es el desgarrador testimonio de Santiago Codesido sobre los presuntos abusos sufridos durante tres años por el identificado como hermano Juan Antonio, religioso del colegio La Salle de San Fernando al que asistía hace 40 años.
En estos momentos, la Brigada de Policía Judicial de la Comisaría de San Fernando está realizando las diligencias encomendadas por Fiscalía en una investigación abierta. La denuncia a la Fiscalía llegó después de que Codesido diese a conocer su caso al Proyecto Repara , perteneciente a la Archidiócesis de Madrid, creado para reconocer, prevenir y atender las denuncias de abusos sexuales. A partir de entonces, los hechos fueron conocidos por los responsables nacionales de La Salle, quienes decidieron poner en conocimiento de la Fiscalía en Cádiz esta denuncia.
- ¿Cómo se siente después de haberlo contado?
- Me siento, al fin, liberado. No me siento feliz. Hace 40 años que pasó esto y sé que jamás seré feliz, pero sufro menos. Me ha costado muchísimo llegar hasta este momento.
- ¿No le dejaron denunciarlo antes?
- Lo dije hace cuatro décadas. Pero estamos hablando de otra época. No se podían contar estas cosas. Nadie podía ir contra un cura o contra determinadas instituciones. Quedé con la otra persona que también sabía que sufrió abusos y hablamos. Ambos se lo contamos a nuestras madres, no podíamos hacer otra cosa, y ellas lo denunciaron a la dirección.
Cuando lo conté nadie me hizo caso y al depredador sexual que estuvo abusando de mí le enviaron a otro colegio en Chiclana, pero nada más. La violación física me daba igual, es peor la violación social y psicológica. Nadie me hacía caso. Estaba solo. Llegué a sufrir amenazas. Un antiguo compañero, también un niño como yo y que seguramente no sabía nada de lo que yo estaba pasando, me llegó a decir que tuviera cuidado con lo que hacía y que tuviera cuidado con las consecuencias. Mientras tanto, este hermano no abandonó La Salle hasta 2013 y aún sigue ejerciendo como docente en Málaga.
- Sus compañeros y usted solo eran niños, ¿hubo más adultos que lo supieron y que no hicieron nada por impedir los abusos?
- Seguro que sí. Al menos se me vienen a la cabeza algunos. El hermano me llevaba al cine Almirante, lo que hoy es el Palacio de Congresos. Allí seguía abusando de mí. Seguro que habría testigos. No tengo nada contra el cristianismo. Tampoco contra La Salle, ellos me dieron la formación, pero me quitaron el alma. No solo le echo la culpa al depredador sexual, sino a todo el entorno que lo protegió por acción y omisión.
- Además de su madre, ¿alguien más de su entorno lo sabía?
- Nadie. Hasta mucho tiempo después que, como adulto, lo logré contar a mi hermano.
- Su única salida fue escapar. ¿Cuánto tiempo ha tardado en regresar a San Fernando?
- No he vuelto hasta ahora, muy a mi pesar porque soy isleño y lo seré hasta que me muera. En cuanto pude, me marché a estudiar Económicas a Sevilla porque era una carrera que no existía en Cádiz. No podía con este dolor.
Comencé a trabajar en la banca en Cádiz hasta que me salió una oportunidad en Madrid y allí siempre he trabajado como control económico. Allí permanecí más de veinte años hasta que comencé con mis problemas de salud. De no ser por motivos médicos, jamás hubiera regresado ni hubiese contado nada.
- ¿Cuál fue su punto de inflexión?, ¿por qué lo ha hecho público ahora y no antes?
- Me he muerto cuatro veces. He estado 13 días en coma inducido, he sufrido neumonía durante tres meses, he superado un ictus y he luchado contra el coronavirus. Hace seis años estuve en coma debido a una neumonía muy grave, llamaron a mi hermano para que se despidiera de mí, pero pude sobrevivir.
Cuando salí de ahí, me pregunté por qué seguía vivo. Me dije, si sigo vivo es el momento de contar la verdad, de dejar de hacer trampas al solitario. Pude contárselo todo a un psiquiatra. Él asegura que soy una persona asocial, nihilista, que está en contra de la sociedad porque no me hicieron caso. Esta persona me ha ayudado a que siga vivo hoy.
Después, delegué todo en mi hermano. No podía enfrentarme a La Salle y a todo lo que eso significaba. Él es el que empieza las conversaciones y se inicia el proceso. Con 52 años tengo más pasado que futuro. Lo que denuncio pasó, pasa y pasará, pero quiero que ocurra lo menos posible.
- ¿Ha podido llegar a olvidar, aunque sea por un día, todo lo que sufrió?
- Nunca. Ni en el día de mi boda ni cuando nacieron mis hijas. No ha pasado ningún día sin que rememore todo esto. Hasta el día de hoy, aún recuerdo el sabor de la boca de este hombre.
- ¿Piensa que se hará justicia?
- Vamos a por todas. Se están estudiando todas las vertientes al más mínimo detalle; Penal, Civil, Conferencia Episcopal. En lo Penal no está todo perdido. Gracias a la Fiscalía veremos todo lo que se ha realizado para emprender nuestras acciones. Tenemos mucha fe en ello y conocemos la grandiosidad de los profesionales que están llevando las investigaciones. La Fiscalía quiere concentrar todos los casos y eso me parece muy importante.
No soy ningún héroe, ni quiero serlo. Todo lo que cuento seguirá pasando. Pero si se puede lograr que no pase tanto, me doy por satisfecho. Ese hombre no puede estar en la calle. Ojalá salieran otros muchos hombres que tuvieron que callar siendo niños.
- ¿Saldrán a la luz más casos como el suyo?
- Que yo sepa, conozco el de mi compañero y otro hombre en Jerez. No sé si han denunciado públicamente o no, no sé en qué situación se encuentran. La Policía los ha identificado, pero no sé si habrán querido colaborar.