ARMADA ESPAÑOLA
De Malí a San Fernando: vuelta a casa con la misión cumplida
Hablamos con cinco de los infantes de Marina de la última rotación de militares del Tercio de Armada que ha regresado tras más de seis meses de despliegue
La sonrisa les delata. Se les ve tranquilos, felices, con la satisfacción del deber cumplido. A ellos y a sus familias, que les miran orgullosas desfilar en el isleño Cuartel de San Carlos - Batallones de Marina. Es el acto de recibimiento oficial, pero dos días antes tocaron suelo español y pudieron abrazarles. La Fuerza Expedicionaria de Infantería de Marina procedente de Malí (FIMAR EUTM - Mali XIV) regresó a casa el pasado 30 de noviembre, después de pasar más de seis meses en el país africano. El lunes 2 de diciembre el general Comandante del Tercio de Armada, Rafael Roldán Tudela presidió el acto de bienvenida . Y justo después, antes de que cada uno se marchase de merecido descanso con sus familias, LA VOZ entrevistó a cinco de los infantes de Marina que han protegido a los instructores del Ejército maliense en su lucha contra el terrorismo yihadista .
«Han sido seis meses duros. Las condiciones climáticas son exigentes, hace mucho calor y para la gente es un esfuerzo», declara el capitán Diego Páramo , que ha estado al mando del contingente de 60 infantes de Marina. «Pero lo han llevado muy bien, han trabajado fenomenal, siendo un ejemplo siempre ante el resto del personal de otras nacionalidades y del Ejército de Tierra. Así que estoy muy satisfecho con su rendimiento en la misión».
La situación en Malí ha deteriorado un poco , como muestra la muerte, el 27 de noviembre, de 13 soldados franceses desplegados, debido a una colisión entre dos helicópteros durante una operación contra yihadistas. No obstante, aseguran los españoles «la zona en la que nosotros estamos (en la base de Koulikoro) es bastante estable, no hay tanto peligro como en otras».
Hablan muy bien de la población maliense, de hecho, cuando hacían patrullas por poblaciones «éramos bien recibidos. Estaban muy contentos de tenernos allí», afirma el sargento Roberto G. Movellán . «Íbamos, por ejemplo, a entregarles algún material, pero nos decían que simplemente con que les visitáramos se sentían recompensados», explica el teniente José Sanromán . «Reconocen perfectamente nuestra bandera y se sienten muy agradecidos».
Siempre alerta
La misión, en general, se les ha pasado relativamente rápido, excepto algún tramo, como el mes de agosto, debido al calor. Antes de ir «te dicen como es aquello y te haces una idea, pero hasta que no estás allí y haces el trabajo, no lo sabes realmente», afirma el soldado Alberto Gutiérrez . Y es que, los consejos «vienen bien» pero hasta que no estás en zona «no sabes si te sirven o no». Los que sí son «muy necesarios» son los «consejos de adiestramiento durante la preparación de la fuerza previa a la misión», dice el capitán Páramo.
Estos meses les han servido para conocerse profundamente, tal y como explica el cabo Miguel Ángel Rivero . Los infantes de Marina isleños «han sabido llevarlo muy profesionalmente, éramos un grupo totalmente nuevo y hemos tenido muy buena conexión entre nosotros y con el Ejército de Tierra. Hemos conseguido lo que pretendíamos: que la gente estuviera siempre alerta hasta el momento de montarnos en el avión », detalla el teniente Sanromán. «Yo les veía cargados con las placas, con lo que cuesta simplemente estar parado durante tantas horas y no diciendo nunca ‘no’, siempre con una buena cara atendiendo al personal maliense y al de la base, con el calor y la humedad que teníamos», explica el teniente, orgulloso de los suyos.
Una de las secciones de estos militares del Tercio de Armada ha estado dentro de una compañía del Ejército de Tierra y otra en una compañía checa . Ambas «se integraron muy bien» y han tenido buena relación con todo el personal, afirma el capitán Páramo.
Dos semanas antes de venirse llegó su relevo, la FIMAR EUTM-Mali XV. Intercambio de material, explicación de la rutina diaria, paso de testigo y vuelta a casa. El reencuentro con los suyos, como no podía ser menos, «muy emotivo», confiesa el cabo Rivero. Ahora llega el momento de «recuperar el tiempo» que no han podido estar con sus padres, mujeres e hijos . «Hoy he conseguido unas lentejas, que era mi meta», dice divertido el teniente Sanromán. Descansar, hacer algún viaje y disfrutar de la familia. Algunos, como el soldado Gutiérrez, lo tienen un poco más difícil. Mientras él estaba en Malí su mujer aprobó para soldado y ahora está en Cartagena, realizando la instrucción de Infantería de Marina. Otra infante en la familia, «ya solo les falta la niña», dicen entre risas los compañeros.
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