CULTURA NAVAL
El homenaje a los 644 del 'San Telmo' 200 años después
Una exposición en el Museo Naval de San Fernando rinde honores a la memoria de los marinos que perecieron en el navío español desaparecido en el hielo de la Antártida
El 11 de mayo de 1819 zarpó del puerto de Cádiz , con destino Perú, la llamada División del Mar del Sur , una escuadra comandada por el brigadier Rosendo Porlier y Sáenz de Asteguieta y formada por cuatro buques: dos navíos, el ‘San Telmo’ (de 74 cañones, construido en 1788 en los astilleros de Ferrol) y el ‘Alejandro I’ (de 74 cañones, que dos años antes había sido comprado a Rusia en tan lamentable estado que poco después de partir de Cádiz tuvo que regresar); la fragata de guerra ‘Prueba’ (de 34 cañones) y la fragata mercante ‘Primorosa Mariana’ (destinada al transporte de tropas). Su misión, encomendada por el entonces rey Fernando VII, controlar los primeros conatos de insurrección de los territorios españoles en Latinoamérica.
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«Adiós Francisquito, probablemente hasta la eternidad», le dijo el brigadier Rosendo Porlier a su amigo íntimo el capitán de fragata Francisco Espelius al despedirse en Cádiz justo antes de lanzarse a cruzar el Atlántico con su flota a bordo del ‘San Telmo’. Como una profecía, como si ya supiera lo que iba a suceder. Cuatro meses después de zarpar del puerto gaditano, el 2 de septiembre, el rastro del navío se perdió en el Cabo de Hornos, el punto más meridional de América, cuando intentaba cruzarlo en medio de un temporal. Sí lo consiguieron la ‘Prueba’ y la ‘Primorosa Mariana’, que llegaron al puerto de la ciudad peruana de Callao, un mes más tarde. Entonces, el capitán de esta última, José Bonifacio de Arrate, informó de que se había separado del ‘San Telmo’ en 62º de latitud sur y 70º de latitud oeste. A causa del mal tiempo el navío, a cuyo mando estaba el gaditano Joaquín de Toledo y Parra , había sufrido «importantes averías en el timón, verga mayor y tajamar» por lo que «se supone que derivó hacia el sur y terminó en la Antártida», explica el conservador del Museo Naval de San Fernando, el capitán de navío Fernando Belizón.
Primeros en el continente helado
Este centro inauguró el jueves 11 de abril su segunda exposición temporal: ‘En memoria del San Telmo: el navío desaparecido en el hielo (1819-2019)’ , un homenaje a los 644 hombres que perecieron en las gélidas aguas del continente helado, convirtiéndose probablemente así también España, a pesar de los ingleses, en el primer país en haber llegado a la Antártida hace ahora dos siglos.
Una muestra que ha sido un reto para el Museo Naval, ya que, como afirma el restaurador del centro y encargado del diseño de la exposición, José María Gálvez, «nos enfrentamos a lo complicado que era representar algo que no existe». Tres colores han sido los elegidos para esta exposición, el negro, por las víctimas, el blanco, como alegoría de la Antártida, y el rojo, que evoca las revueltas que a principios del siglo XIX se estaban produciendo en las colonias españolas de América.
«La exposición se estructura en diversas áreas», detalla a la Dra. Alicia Vallina Vallina, comisaria de la muestra y directora técnica del Museo Naval de San Fernando, «tras una introducción sobre las circunstancias económicas y sociopolíticas españolas a comienzos del convulso siglo XIX, nos centramos en la División del Mar del Sur». Además, «en la muestra se señala el sistema de construcción y los planos del ‘San Telmo’», con una maqueta del navío procedente del Museo Naval de Madrid. «Una de las áreas más destacadas de la exposición es la dedicada a los nombres de la tragedia , donde, mediante el empleo de un montaje expositivo perfectamente definido y metafórico, se recoge la tragedia de aquellos 644 hombres que jamás regresaron a su hogar. Varios restos de sandalias, maderas y algunas piezas metálicas halladas por la excavación arqueológica en la zona pudieran ser los últimos vestigios de esta triste historia».
Investigación no concluida
Y es que, entre los años 1993 y 1995, el catedrático Manuel Martín-Bueno de la Universidad de Zaragoza, junto con un grupo hispano-chileno de arqueólogos, geólogos y marinos de la Armada, realizaron campañas arqueológicas en la zona de la Antártida en la que se supone que se hundió el ‘San Telmo’. Catalogaron anomalías magnéticas sumergidas que podrían ser cañones y anclas y encontraron los objetos que se exponen en el Museo Naval, que se supone son del navío. Pero las pruebas no son concluyentes y el misterio continúa 200 años después.
«En consideración al mucho tiempo que ha transcurrido desde la salida del navío ‘San Telmo’ del puerto de Cádiz el 11 de mayo de 1819 para el Mar Pacífico y a las pocas esperanzas de que se hubiera salvado este buque, cuyo paradero se ignora, resolvió el Rey, que según propuesta del Capitán General de la Armada fuera dado de baja el referido navío y sus individuos». Así figura en la Real Orden del 6 de mayo de 1822 en la que se declara oficialmente desaparecido el navío y a su dotación muerta, tal y como llevaban reclamando años las viudas de los oficiales, cuyas cartas al rey para poder cobrar la pensión que les correspondía se muestran en esta exposición, en la que «toda la documentación es original de la época , procedente del archivo General de Marina D. Álvaro de Bazán, del Viso del Marqués y del archivo del Cuartel General de la Armada de Madrid», detallan en el Museo.
Una corona de laurel alrededor de un bote que contiene agua de la zona en la que se hundió el ‘San Telmo’. El primer homenaje, dos siglos después, que se rinde a estos marinos españoles, descubridores de la Antártida, que permanecen bajo sus aguas, «hasta la eternidad» .