SAN FERNANDO
La Asociación de Voluntarios Isleños cubre «los vacíos de la Administración» sin recibir subvenciones
Prestan auxilio a una quincena de personas mayores de 65 años sin recursos económicos gracias a su proyecto ‘Viviendas seguras’
Según datos de la Junta de Andalucía, en 2018, la población de San Fernando estaba compuesta por un 15,8% de personas mayores de 65 años . Lo que equivale a unos 15.000 habitantes teniendo en cuenta el último censo. Una gran cantidad de personas que, debido a su avanzada edad, tienden a depender (más que otros grupos demográficos) de las ayudas y servicios que les presten y que, en ocasiones, no pueden ser atendidos por las administraciones al encontrarse «saturadas». Por estos motivos nace ‘ Viviendas seguras ’, un proyecto llevado a cabo por la Asociación de Voluntarios Isleños (AVI) destinado a evitar accidentes domésticos de personas mayores de 65 años sin recursos económicos, mediante la reparación de pequeñas averías de forma totalmente gratuita y altruista. Una idea pionera en España cuya solidaridad, de momento, no está respaldada económicamente por las administraciones públicas.
«Acudimos a las casas de las personas que nos solicitan ayuda , comprobamos en qué situación económica se encuentran y hacemos un reconocimiento de las diferentes necesidades que tengan para poder mandar a voluntarios que se encarguen de efectuar los arreglos», explica Manuel Santiago, presidente de AVI, sobre la forma en la que llevan a cabo este proyecto de ‘Viviendas seguras’. Los requisitos para ser ayudados por AVI son muy sencillos: ser mayor de 65 años (o estar jubilado) y demostrar que no se dispone de suficientes recursos económicos como para poder costear las reparaciones. También ayudan a personas con movilidad reducida o con discapacidad.
«Intentamos que no sufran accidentes domésticos y eliminar todas las barreras que puedan tener en sus hogares», dice Manuel Santiago. En definitiva, según el voluntario Paco Frías, AVI trata de «cubrir los vacíos de la Administración», asumiendo que los Ayuntamientos no pueden permitirse los gastos que este grupo de altruistas costean sin recibir subvenciones. Actualmente, el proyecto ‘Viviendas seguras’ presta asistencia y reparaciones a una quincena de personas de San Fernando. Una ayuda que no termina con las reparaciones en sus casas, continúa con la visita de los voluntarios (si los familiares o los afectados autorizan a la asociación) para ocuparse de labores de limpieza o de compañía.
AVI se creó como consecuencia de una serie de iniciativas realizadas por «un grupo de voluntarios y ex-voluntarios de Protección Civil, Cruz Roja, Bomberos, Policía Nacional etc., con ganas, ilusión y muchas ideas para ayudar a nuestro prójimo», tal y como aparece en su página web. Hay que remontarse hasta abril de 2015 para acudir al momento del inicio de sus actividades, aunque no ha sido hasta ahora cuando han comenzado a funcionar a pleno rendimiento coincidiendo con la apertura de su sede en la calle Isaac Peral nº 16, cerca de la Plaza del Rey .
Merche Belizón es la propietaria de este local que llevaba algún tiempo vacío después de haber sido alquilado. «Cuando me enteré de que el presidente estaba buscando un sitio para establecerse no dudé en ceder gratuitamente este espacio», dice Merche, también voluntaria de AVI, que destaca el carácter altruista de todos los integrantes de la asociación. «Todos los materiales y gastos necesarios para realizar las reparaciones en los hogares de las personas mayores son pagados por los voluntarios». AVI ha gozado de una «muy buena acogida», cuenta Manuel Santiago, por parte del Ayuntamiento de San Fernando, pero, de momento, no han recibido ninguna subvención por parte de las administraciones. «Existen muchas cortapisas para fundar jurídicamente una asociación», explica Paco, que culpabiliza a los procesos burocráticos existentes. La asociación ya se encuentra totalmente constituida y esperan poder contar con ayudas públicas en el año 2020 que les permitan «actuar de forma más amplia».
Buscan ‘voluntarios profesionales’
Todos los integrantes de la asociación son voluntarios que dedican su tiempo libre, en muchas ocasiones también parte de su vida familiar y laboral, a la acción solidaria. Actualmente, AVI cuenta con «más de cien» colaboradores altruistas afiliados, dice Paco. Éstos se organizan en grupos en función del tiempo de dedicación que puedan aportar al proyecto y según las funciones que sepan desempeñar. Por supuesto, cualquier persona dispuesta a ofrecer su ayuda es bienvenida, aunque ellos se encuentran en la búsqueda de ‘voluntarios profesionales’, aquellos que puedan realizar labores de reparación con conocimientos demostrables en albañilería, electricidad, fontanería o mecánica.
Prestan servicios de asesoramiento
Aunque ahora estén inmersos en el proyecto ‘ Viviendas seguras ’, AVI no limita ahí su actuación voluntaria. Dentro de su sede están en proceso de habilitar un espacio para que sea ocupado por profesionales de la psicología que atiendan a estas personas sin recursos en necesidades que van más allá del arreglo de averías en los hogares. Además gestionan sus trámites para que soliciten las diferentes ayudas a las que puedan aspirar. «Hay muchas personas que no saben que existen diferentes subvenciones. Tenemos una asesoría fiscal que nos ayuda y les ofrecemos sus servicios. Un caso muy corriente es cambiar el clásico baño por una placa de ducha para que sea más sencillo por cuestiones de movilidad», dice Paco.
Las iniciativas de AVI no han pasado desapercibido en La Isla. Prueba de ello es que Pastora, madre de la artista Niña Pastori, actúa como «madrina de la asociación», cuenta Merche. «Está muy implicada e ilusionada, todos los días nos busca socios nuevos», sigue Merche que destaca que «Pastora tiene el corazón más grande que ella misma».
«En los días en los que vivimos, hasta las personas se sorprenden de que estas actuaciones sean gratis. El pago que yo recibo es su sonrisa de agradecimiento», dice Marcos, fontanero voluntario. Hace unos días, Marcos acudió a reparar una avería en una vivienda que había supuesto un grave y duradero problema «llevaban dos años sin agua caliente», relata. Gracias a la labor que lleva a cabo la Asociación de Voluntarios Isleños muchas personas con pocos recursos pueden tener «una vida más digna y cómoda».
Ver comentarios