El PP recibe un portazo a su oferta de coalición electoral antisoberanista
Actualizado: GuardarA una semana para la Diada del 11 de septiembre y a dos meses de la consulta del 9 de noviembre, la mayoría de los partidos catalanes dan por hecho que el proceso soberanista liderado por Artur Mas acabará en anticipo electoral. Un escenario que no ven muy lejano y que les ha obligado a empezar a engrasar su maquinaria electoral. El PP ha sido el primero en mover ficha y ayer emplazó a Unió Democrática, PSC, Ciutadans y UPyD a conformar una «gran coalición» en Cataluña que trabaje por la unidad de España y que sirva de contrapeso al soberanismo, mayoritario en estos momentos. La respuesta fue un no rotundo, y solo el partido que lidera Rosa Díez ofreció estudiarla.
Ante la posibilidad de que en unas elecciones anticipadas, que tendrían carácter plebiscitario, pudiera fraguarse un frente independentista, integrado por Esquerra y Convergència, una entente que ambas formaciones sondean desde hace meses, el PP tomó la iniciativa para articular un frente unionista y sobre todo para presentarse como la referencia del españolismo en Cataluña, como el único partido capaz de frenar el desafío independentista y evitar la fractura. «No puede ser que los que nos quieren llevar al abismo se unan y los que defendemos la moderación y la centralidad y la queremos devolver al Gobierno catalán no nos podamos sentar a hablar y ofrecerle al pueblo de Cataluña la solución a este problema», dijo en Badalona, la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, en la apertura de una conferencia política del partido en Badalona.
Cospedal apeló al «sentido de Estado» del resto de formaciones no independentistas y quiso dar a su iniciativa un tono solemne, de oferta de calado. El primer partido al que se dirigió para la gran coalición fue a Ciutadans. La formación presidida por Albert Rivera es a día de hoy el gran rival electoral del PP en Cataluña, sigue creciendo y además prepara su desembarco en el resto de España, con expectativas de hacer daño a los populares. La oferta del PP no pasó de ser un brindis al sol porque si Ciutadans no ha sido capaz de coaligarse con UPyD, con quien comparte buena parte de ideario, el entendimiento con el PP se antoja mucho más complicado. No en vano, desde Ciutadans señalaron que Rivera trasladó hace un año a Mariano Rajoy la conveniencia de crear un frente común constitucionalista y aún espera la respuesta.
En cualquier caso, el PP aprovechó la propuesta para presentarse como el partido que lleva la iniciativa política del bloque constitucionalista en Cataluña, aunque en ocasiones, y sobre todo en el Parlament, quien ejerce de principal líder de la oposición es Rivera, muy contundente en sus batallas dialécticas con Mas. Cospedal lanzó el guante a Ciutadans, pero también a Unió y al PSC.
La alternativa de Unió
La postura de la formación nacionalista ante las elecciones plebiscitarias es aún una incógnita porque sigue perteneciendo a CiU, federación que está en el frente soberanista. Su líder, Josep Antoni Duran Lleida, en cualquier caso, lleva meses articulando una alternativa de centro, no independentista, de la que no da demasiadas pistas. Una suerte de partido favorable a la tercera vía, que cuenta con el visto bueno del 'establishment' catalán y a la que le gustaría arrastrar al PSC.
Cospedal llamó a los democristianos, que consideran que «no se puede seguir en esta barbaridad», a unirse al bloque y también a los del PSC que crean que lo «primero es defender a Cataluña como parte de España». Un entendimiento de PP y PSC como el que suscribieron en el País Vasco Nicolás Redondo y Jaime Mayor en su día es casi imposible en Cataluña. El líder del PSC, Miquel Iceta, no tardó ni una hora en responder a la secretaria general del PP: «Es hora de rehacer puentes y no de crear frentes». Desde Unió replicaron a la dirigente popular que su apuesta es votar en la consulta y que tiene un compromiso con Convergència. Solo UPyD se mostró dispuesta a estudiar la oferta del PP a pesar de su reticencia hacia este tipo de entendimientos.
La reunión de los populares tuvo un claro aroma preelectoral y sus dirigentes aprovecharon para ofrecerse como la referencia del centro reformista y liberal. Tanto Cospedal como la mayoría de los oradores cargaron con dureza contra Artur Mas por su intención de celebrar una «consulta ilegal», por defender «quimeras» y por estar metido en un «bucle peligroso». El PP es hoy por hoy la «garantía de que no se celebrerá una consulta ilegal», dijo la número dos de los populares, que vinculó el nacionalismo catalán con el pensamiento único, el totalitarismo y los regímenes dictatoriales.