Fabio Aru. / Efe

La generación del 90 está tomando el poder

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No es fácil que muchos grandes nombres de un deporte nazcan el mismo año. Las llamadas generaciones que aportan calidad, cantidad y espectáculo suelen aparecer a menudo sin que nadie lo espere. En el ciclismo todavía es más complicado que surja un grupo amplio de corredores de la misma edad y con calidad para regalar.

¿Quién no recuerda la famosa generación de 1964? La integraban nombres como los de Miguel Indurain, Gianni Bugno, Erik Breukink y Raúl Alcalá. También se incluía en ella a otro ciclista un año mayor, Claudio Chiappucci.

El ciclismo tiene una nueva camada, la de 1990, con una exuberancia de nombres que sorprende tanto por su calidad como por su calidad. No es normal que tantos talentos hayan nacido el mismo año.

Podemos empezar por el final, por Fabio Aru, vencedor en la meta de San Miguel de Aralar, que se presentó en la Vuelta a España después de ser tercero en el Giro de Italia. El compañero de Vincenzo Nibali es uno de los nombres que con más intensidad aparece en esa lista en la que también figura Nairo Quintana. Aru es el futuro, ya cercano, de un ciclismo, el italiano, que cuida mucho a sus corredores.

Quintana es el máximo exponente de ese grupo de ciclistas jóvenes, con un provenir que no tiene límites. Ganador del último Giro de Italia, segundo en el Tour de 2013, el colombiano irrumpió con una fuerza descomunal en las pruebas de tres semanas, algo parecido a los franceses Romain Bardet y Thibaut Pinot, tercero en el Tour de este año, séptimo en la Vuelta a España de 2013 y que ha abandonado en la presente edición. Son otros dos ciclistas especialmente dotados para tres semanas de competición, lo que no es nada fácil. En su primera participación en el Tour, el año pasado, Bardet finalizó decimoquinto, mientras que en la última edición terminó sexto.

Pero donde la proliferación de nombres resulta llamativa es en las pruebas de un día, en corredores pendientes de evolución como Michal Kwiatkowski o Peter Sagan. El primero de ellos marcha bien en todos los terrenos y lo normal es que termine convirtiéndose en un ciclista de pruebas de tres semanas. Es capaz de mantener durante muchos meses un estado de forma muy alto y se defiende en todo tipo de pruebas.

Jon Izagirre y José Herrada

El caso de Peter Sagan es distinto. Lo suyo son las etapas de las grandes vueltas y las clásicas. No lleva una buena temporada, pero es de esos ciclistas que pueden ganar en cualquier momento. Entre los hombres rápidos los dos más sobresalientes son Nacer Bouhanni y Michael Matthews, ambos en plena efervescencia de victorias en Giro y Vuelta. El francés ha llegado tirando la puerta de su equipo, La Française des Jeux, y el australiano quiere probarse en el mundo de las clásicas.

En el apartado de los contrarrelojistas las esperanzas están depositadas en el estadounidense Taylor Phinney, que no termina de explotar pero dispone de tiempo para poder hacerlo. Tampoco se sabe muy bien hasta dónde puede llegar. Tiene problemas importantes en la alta montaña.

Hizo su aparición de una forma espectacular y parece que se ha estacado. Pero ahí sigue. El holandés Tom Dumoulin ha logrado victorias importantes. Es ya un buen ciclista que, como hemos dicho de otros, no se sabe muy bien dónde puede situarse. Su fuerte es la contrarreloj. Se encuentra en pleno periodo de formación.

El único ciclista español pegado a esas edades es José Herrada, tapado en cierta medida por los grandes líderes de Movistar. Es un corredor completo que ya ha logrado triunfos, aunque le queda mucha carrera por delante.

Cercanos a esos nombres, pero un año mayor, es Warren Barguil, ganador de dos etapas el año pasado en la Vuelta a España. En la misma situación se encuentra Jon Izagirre, que va a tener muchos nombres importantes para hacerse un hueco en la élite. Su gran ventaja, como la de José Herrada, es que progresan protegidos por compañeros que consiguen triunfos, lo que les concede un margen significativo para seguir subiendo escalones en el escalafón ciclista.

Otro polaco, Rafal Majka, de la misma edad de Jon Izagirre, también ha realizado un gran año con su sexto puesto en el Giro -el año pasado finalizó séptimo-, al que se añaden dos etapas y la general de la montaña en el Tour, más la Vuelta a Polonia.

Son ciclistas que en muchos casos se han ido formando en el mundo profesional desde que tenían 20 o 21 años y eso se nota en la carretera, en la toma de poder que están teniendo en las grandes citas del calendario mundial.

Los jóvenes en el Tour

La desgracia para el ciclismo español es que no tiene más nombres de esas edades, ni tampoco por encima de ellos, ni tan siquiera por debajo. La razón es muy sencilla. Si no hay equipos, tampoco hay forma de dar oportunidades a ciclistas jóvenes que puedan ir haciendo carrera.

La verdad es que sorprende lo prolífico que ha sido el año 1990. Muchos de los nombres que hemos citado vienen destacando desde que eran juveniles y no parece que el trabajo que han realizado, junto a sus condiciones, hayan perjudicado su carrera.

La clasificación de los jóvenes en el Tour es fiel reflejo de muchos de los nombres que hemos dado, si bien es cierto que a algunos de ellos les tocó trabajar para otros ciclistas. La ganó Thibaut Pinot, seguido de Romain Bardet, Michal Kwiatkowski, Tom Dumoulin, Jon Izagirre, Rafal Majka y Peter Sagan. Muy significativo.

Las generaciones jóvenes vienen pegando muy fuerte y, sobre todo, despuntan pronto, con un proceso de maduración muy rápido, algo que hace mucho tiempo que no sucede en el ciclismo español, cada vez más cerrado, en unos casos por dejadez y en otros por asuntos económicos en un ciclismo doméstico, alejado de los grandes lugares del ciclismo mundial.