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Mireia Belmonte, oro en 200 mariposa y bronce en 400 libres
Actualizado: GuardarCuando pensábamos que ya lo habíamos visto casi todo de Mireia Belmonte, la doble medallista olímpica y doble plata mundial se guardó una traca final memorable para la última jornada de los europeos de Berlín. No sólo demostró que es posible ganar dos medallas en dos pruebas casi consecutivas (200 mariposa y 400 libres), sino que se colgó el segundo oro de los campeonatos y culminó la mejor actuación de su carrera en unos Europeos al aire libre.
Acostumbrada a superarse torneo tras torneo, Mireia exploró el jueves pasado sus límites como deportista, cuando intentó el doblete en 800 y 200 estilos con apenas tres minutos de descanso. Pudo con el medio fondo y se colgó una gran plata, pero hincó la rodilla en el doble hectómetro de la combinada. Desfondada en el segundo órdago, dio la sensación de que el desafío era sobrehumano o al menos que está reservado para los dioses de la piscina, como Phelps, Lochte, Ledecky o Franklin.
Belmonte está un par de escalones por debajo de estos grandes astros de la natación, aunque cada vez está más cerca. Tras una demostración de poderío se impuso en el 200 mariposa y, 20 minutos después, se colgó el bronce en los 400 libres, que más que una final europea parecía una final olímpica de la calidad que tenía. Mireia se marcha de Berlín con seis medallas, la mejor actuación de un nadador español en toda su historia, y si no ha logrado el pleno, el siete de siete, ha sido por el capricho del calendario diseñado por los organizadores que programaron, por azar, el 800 y el 200 estilos muy seguidos.
Los retos se le van quedando pequeños a Mireia, que tiene entre ceja y ceja dos objetivos de alta enjundia: batir un récord del mundo en piscina larga (en corta tiene el de 1.500) y por qué no ir a por el sueño de todo deportista, que es el oro olímpico. Río 2016 aún está lejos, pero que tiemblen las mariposistas norteamericanas, australianas y chinas, porque Belmonte ya ha presentado su candidatura en los 200.
Y es que, la final de Berlín la nadó, sencillamente, de manera perfecta. Plata en los Juegos de Londres y en los mundiales de Barcelona, la badalonesa se pegó a Katinka Hosszu hasta el 75 y ganó la carrera donde hay que ganarla en un 200 mariposa: en el tercer largo, donde los músculos empiezan a picar y hay que apretar para mantener el estilo y poder sacar los brazos con finura. En este tercer parcial le metió casi dos segundos a Hosszu y dejó la final vista para sentencia. Pero sobre todo, se impuso en un viraje final de escándalo, en el paso del 150, que le catapultó directamente hacia el oro. La catalana, sobrada de confianza, apuró al límite los 15 metros submarinos que permite el reglamento y salió como un tiro para firmar un último 50 estratosférico. Ya en el cien pasó primera y desde entonces no abandonó la cabeza de carrera.
Ignacio, brillante
Demostración de poderío de la catalana, que se quedó a medio segundo del récord europeo de Hosszu y que firmó cuatro parciales para enmarcar y enseñar en las escuelas de natación sobre cómo se dobla el 200 mariposa (28.7, 31.8, 31.9 y 32.1).
La húngara, reina de los europeos con tres oros, tuvo que conformarse con la tercera plaza, porque la segunda fue para una descomunal Judit Ignacio. La barcelonesa, con solo 20 años, estrenó su currículum vitae en la alta competición, ni más ni menos que batiendo a la magiar. Ignacio, que salía en la calle 5, entre Mireia y Hosszu, aprovechó su posición privilegiada para seguir de cerca a su compañera de selección y marcar a la húngara, a la que adelantó en el tercer 50, que se le hizo muy largo a la tricampeona europea.
Doblete histórico y alegría absoluta, por tanto, para la delegación española, que se preparaba para vivir una gesta poco usual en su trayectoria, que no ha sido tan exitosa como otras disciplinas del deporte español que ya están acostumbradas a codearse con los mejores.
Nueva hazaña
Veinte minutos después de salir del agua y con muy poco tiempo para recuperarse de un esfuerzo descomunal, pues el 200 mariposa pasa por ser, junto a los 400 estilos, la prueba más exigente del programa, Mireia fue a por la guinda en 400 libres.
La final tenía tantas medallas entre sus participantes (Pellegrini, Friis, Rouwendaal, Carlin o Costa) que asustaba. No así a Mireia, que estaba inspirada y quería culminar una hazaña. Belmonte apostó por una carrera táctica, para ir en el grupo de cabeza y morir en el último 100 y echar mano de las pocas reservas en el sprint final.
Quien lanzó la carrera fue la mallorquina Melanie Costa, plata en esta prueba en los mundiales de Barcelona del año pasado. Buscó un ritmo fuerte, pero acabó pagándolo y se desfondó hasta la séptima plaza final. Mireia, en cambio, fue más calculadora. Se pegó a Federica Pellegrini, pluscamrquista mundial en 200 y europea en 400, y les dejó el desgaste a Carlin y Costa. Carlin, que ya se había impuesto en los 800, demostró que es la más fuerte en el medio fondo y venció tras aguantar la embestida de Mireia en el 300. La catalana intentó el doblete de oro, pero el cien final se le hizo muy duro. La británica, más fuerte, y la holandesa Rouwendaal, llegando desde atrás la superaron.
Broche de oro para una delegación española que ha brillado con luz propia en los europeos de Berlín y se marcha a casa con 13 metales, todos ellos de las féminas.
España acabó novena en el medallero e igualó el mejor registro en unos europeos conseguido en Eindhoven 2008. Mireia lideró el equipo español con 6 medallas, la sincro obtuvo cuatro y Duane da Rocha, Judit Ignacio y Jessica Vall se colgaron una cada una.