El convoy ruso. / Afp

Ucrania acusa a Rusia de una invasión tras la entrada de camiones con ayuda humanitaria

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Las autoridades ucranianas han confirmado que numerosos camiones del convoy con ayuda humanitaria rusa han cruzado hacia Ucrania sin el permiso de Kiev y el jefe del Servicio de Seguridad (SBU) ha denunciado que esto supone una "invasión directa" por parte de Rusia, si bien ha descartado usar la fuerza. Los vehículos ya han llegado a la localidad de Lugansk, según han confirmado fuentes de los rebeldes prorrusos a la agencia Interfax.

"Han entrado en Ucrania sin autorización o la participación de la Cruz Roja Internacional o los guardias fronterizos (ucranianos), ha indicado el portavoz militar, Andriy Lisenko. "Nosotros consideramos esto una invasión directa por Rusia de Ucrania", ha afirmado por su parte el director del SBU, Valentin Nalivaychenko, en una declaración separada a los periodistas.

El responsable de seguridad ha subrayado que "en los últimos días hemos sido testigos de una provocación arriesgada y bien planificada contra Ucrania con el uso cínico del CICR, una organización respetada", en referencia a la previsión de que fuera este organismo el que escoltaría el convoy con la ayuda, informa Interfax. No obstante, ha asegurado que Kiev no atacará al convoy ruso para evitar "provocaciones". "Ucrania contactará con el CICR" para evitar verse atrapado en "provocaciones" de que "hemos estado reteniendo o usando la fuerza contra los vehículos de la llamada ayuda". Preguntado sobre si Ucrania emplearía ataques aéreos contra el convoy que circula por territorio bajo control de los separatistas prorrusos hacia Lugansk, Nalivaychenko ha replicado "contra ellos no".

Desescalada

El presidente de Rusia, Vladímir Putin, ha justificado el envío del convoy porque, según ha dicho, un nuevo retraso a consecuencia de las negativas de Kiev sería "inaceptable". Así se lo ha explicado el mandatario a la canciller alemana, Angela Merkel, con quien ha mantenido una conversación telefónica centrada en la crisis ucraniana. Merkel viajará este sábado a Kiev, en cumplimiento de una invitación del presidente ucraniano, Petro Poroshenko.

Putin ha advertido de la "catástrofe humanitaria" a la que se enfrentan las zonas del este de Ucrania, según un comunicado del Kremlin. Asimismo, ha defendido que decenas de camiones hayan cruzado la frontera, a pesar de que Kiev se ha quejado de que se trata de una violación de las leyes internacionales.

Según el Kremlin, Merkel y Putin también han discutido los pasos que podrían dar Rusia y Alemania para contribuir al fin de los combates entre las fuerzas de Kiev y los separatistas prorrusos y establecer un "diálogo político" en Ucrania. Putin ha reiterado su "profunda preocupación" por la "escalada" de la operación militar del Gobierno ucraniano en las regiones de Donetsk y Lugansk y ha alertado de que el incremento de esta ofensiva pone en peligro a civiles.

Bloqueo

Los vehículos entraron por el puesto fronterizo ucraniano Izvárino de la región de Lugansk, controlada parcialmente por las milicias separatistas prorrusas. "Unos 130 vehículos con ayuda humanitaria rusa para la población del Donbass (región hullera que abarca las rebeldes regiones de Donetsk y Lugansk) ya han atravesado la frontera y recorren territorio del este" de Ucrania, apuntó un corresponsal de la televisión rusa Rossiya 24 desde la frontera ruso-ucraniana.

Minutos antes, la cancillería rusa anunció que el convoy con ayuda humanitaria rusa para la población del este de Ucrania entraría en ese país aun sin la autorización del Gobierno de Kiev. "La parte rusa ha decidido actuar. Nuestra columna con carga humanitaria empieza a dirigirse hacia Lugansk", advirtió la cartera, que acusó a las autoridades ucranianas de retrasar intencionalmente los procedimientos aduaneros.

Según una declaración, publicada en la página oficial del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, "la situación con los interminables retrasos artificiales para comenzar la entrega de la ayuda humanitaria rusa a las regiones del sureste de Ucrania es intolerable". Moscú advirtió contra cualquier intento de impedir esa misión humanitaria y recalcó que la responsabilidad por posibles provocaciones recaerá "sobre aquellos que están dispuestos a seguir sacrificando destinos humanos en aras de sus ambiciones y planes geopolíticos".

Exteriores recordó que la columna formada por más de 260 camiones permanecía en la frontera ruso-ucraniana desde hace más de una semana pese a los esfuerzos "sin precedentes" para cumplir todas las formalidades necesarias. "Entretanto, Kiev desde hace varios días dilata dar su acuerdo, necesario para el Comité Internacional de la Cruz Roja, inventando nuevos pretextos y, al mismo tiempo, intensificando sus ataques contra Lugansk y Donetsk", añadía la declaración.

Moscú explicó que el miércoles comenzaron los procedimientos aduaneros, pero ayer éstos fueron suspendidos con el argumento de que los combates se habían intensificado en la ciudad de Lugansk. "En otras palabras, las autoridades ucranianas bombardean ellas mismas el punto de destino de la ayuda (humanitaria) y por ese mismo motivo prohíben que se transporte hasta allí", señalaba la declaración.

La Cruz Roja se desmarca

Por su parte, el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) ha aclarado que sus delegados no están acompañando el movimiento del convoy ruso por la inseguridad. "No lo estamos escoltando debido a que la situación de seguridad es volátil", ha indicado la organización a través de su cuenta de Twitter.

El Gobierno ucraniano había puesto como condición para permitir la entrada del convoy humanitario ruso que el CICR asumiera la responsabilidad de la carga una vez en su territorio y que hubiese un delegado de esta organización en cada camión.

El CICR ha indicado también que "no ha recibido garantías de seguridad suficientes de las partes combatientes" y que su propio equipo, que se encuentra en la zona, ha corroborado que durante la noche hubo intensos combates. Fuentes de la organización han apuntado que el contenido de los camiones fue verificado anoche por guardias de frontera y personal de aduanas de Ucrania y Rusia, con representantes del CICR como testigos.