Cae una red internacional dedicada al tráfico de cocaína y heroína
Actualizado: GuardarLa Policía Nacional, en una operación conjunta con la Agencia Tributaria, ha desarticulado una organización criminal integrada en su mayoría por personas originarias de África, que traficaban con importantes partidas de cocaína y heroína en España. Tenían su base de operaciones en la localidad almeriense de Roquetas de Mar y en el municipio madrileño de Torrejón de Ardoz, desde donde coordinaban la introducción de la droga en nuestro país procedente de Sudamérica a través de correos humanos o envíos postales.
Han sido detenidos once individuos, nueve en España, una mujer en Italia y un hombre en Australia, entre los que se hallan los 'cocineros' con los que contaba la red para la extracción del estupefaciente. Se han llevado a cabo operativos en Almería, Albacete, Madrid, Italia, Australia y Bolivia, en los que se han intervenido cinco kilos de cocaína, dos kilos de heroína y un kilo de sustancia para el corte.
Las investigaciones se iniciaron en enero de 2014, cuando los agentes tuvieron conocimiento de la existencia de una organización asentada en Roquetas de Mar y en Torrejón de Ardoz, cuya actividad delictiva consistía en el tráfico de drogas entre Sudamérica y España. Posteriormente la sustancia era distribuida desde España a países del centro de Europa, África y Oceanía. Tras laboriosas pesquisas los investigadores averiguaron que la droga procedía de Sudamérica y que la trama la introducía en nuestro país normalmente a través de correos humanos ('mulas') que la ocultaban bien en el interior de su cuerpo o en su equipaje. También detectaron envíos postales internacionales.
Personas con pocos recursos como 'mulas'
Si la organización decidía trasladar la droga empleando 'mulas', sus miembros localizaban a personas con pocos recursos económicos cuyo perfil no levantara sospechas. Una vez seleccionados, recibían instrucciones de cómo debían ingerir la droga que tenían que transportar. Los elegidos viajaban al país donde se les iba a abastecer de la sustancia estupefaciente y tras permanecer allí varios días, haciéndose pasar por turistas, regresaban a Europa con la sustancia en su interior, haciendo escala en distintos países, lo que incrementaba el riesgo para su vida.
En caso de que el envío se realizara a través de paquetería internacional, la droga venía incorporada o mezclada con otros elementos para dificultar que pudiera ser detectada por los controles fronterizos. Una vez que llegaba a nuestro país, la organización disponía de sus propios 'cocineros' para su elaboración. Todos los datos de remitente y destinatario eran ficticios para favorecer la impunidad.