El Papa pide perdón por la «omisión» de la Iglesia en los casos de pedofilia
Actualizado: GuardarEl papa Francisco ha pedido "perdón por los pecados de omisión" cometidos por líderes de la Iglesia en relación con los abusos sexuales, que ha denominado "crímenes graves". El Pontífice se ha expresado así en la homilía de la misa que ha presidido en su residencia en el Vaticano, a la que han asistido seis víctimas de esos abusos, con quienes después se ha reunido en privado.
"Humildemente pido perdón", ha dicho el Papa argentino, quien ha reconocido que los líderes de la Iglesia "no han respondido adecuadamente a las denuncias de abuso presentadas por familiares y por aquellos que fueron víctimas del abuso". "Esto lleva todavía a un sufrimiento adicional a quienes habían sido abusados y puso en peligro a otros menores que estaban en situación de riesgo", ha declarado el Pontífice, quien ha admitido que "los pecados de abuso sexual contra menores por parte del clero tienen un efecto virulento en la fe y en la esperanza en Dios".
"Algunos se han aferrado a la fe mientras que en otros la traición y el abandono han erosionado su fe en Dios", ha añadido el Papa. "Muchos de los que han sufrido esta experiencia han buscado paliativos por el camino de la adicción. Otros han experimentado trastornos en las relaciones con padres, cónyuges e hijos", ha manifestado Francisco en su homilía.
"Un culto sacrílego"
En otro momento de su intervención, el Papa ha expresado su "angustia y dolor por el hecho de que algunos sacerdotes y obispos hayan violado la inocencia de menores y su propia vocación sacerdotal al abusar sexualmente de ellos. Es algo más que actos reprobables". "Es como un culto sacrílego porque esos chicos y esas chicas les fueron confiados al carisma sacerdotal para llevarlos a Dios y ellos los sacrificaron al ídolo de su concupiscencia", ha agregado el Pontífice, quien ha dicho que los abusos son "actos que han dejado cicatrices para toda la vida".
El portavoz de la Santa Sede, Federico Lombardi, ha valorado posteriormente ante la prensa que el mensaje del Papa "es un mensaje de esperanza y de valentía dirigido a todas esas personas que han sufrido abusos en todo el mundo porque, por desgracia, es un problema que se ha producido en muchas partes".
Preguntado acerca de por qué el obispo de Roma no se ha reunido con víctimas de abusos anteriormente, Lombardi ha señalado que "las críticas siempre están ahí" y ha recalcado que el Papa ha condenado en diversas ocasiones estos abusos.
Y en relación con las seis víctimas de estos -tres hombres y tres mujeres, procedentes de Alemania, Inglaterra e Irlanda- Lombardi ha explicado que el Vaticano optó porque fuera este reducido número para que el papa Francisco pudiera intercambiar unas palabras en privado y conversar con ellos de forma personal. El portavoz no ha excluido que se puedan producir en el futuro más encuentros de este tipo entre el Papa y víctimas de abusos sexuales por parte de miembros del clero.
Tolerancia cero
Francisco se comprometió desde su llegada al trono de Pedro a luchar contra la pederastia y puso en marcha una comisión para la protección de la infancia de la que forma parte una víctima, la irlandesa Mary Collins. El hecho de que incluya en el primer grupo que recibe dentro del Vaticano a víctimas de nacionalidad irlandesa es una manera de comunicar su cercanía y solidaridad a uno de los países más afectados por el fenómeno de los curas pedófilos, que tanto ha desprestigiado a la Iglesia en los últimos años.
El tema de los abusos sexuales a menores cometidos durante décadas por sacerdotes es el más delicado y complejo para la jerarquía de la Iglesia católica. La comisión para la protección de los menores, creada en marzo pasado por Francisco, se reunió este domingo para evaluar las medidas a tomar. El cardenal estadounidense Sean O'Malley, que preside la comisión, subrayó en mayo pasado la voluntad de elaborar "procedimientos claros" para que todos los culpables, a todos los niveles, "respondan por sus actos".
Respetando la línea de su predecesor, el papa emérito Benedicto XVI, Francisco ratificó la orden de "tolerancia cero" sobre este asunto. En octubre de 2013, el Papa destituyó a un obispo irlandés, William Lee, que en 2010 reconoció haber protegido a un sacerdote pedófilo.
Miles de casos sólo en la última década
Pese a esos gestos, las asociaciones de víctimas consideran que la Iglesia no está haciendo todo lo posible para impedir que sacerdotes abusen sexualmente de menores de edad en todo el mundo. Un grupo de activistas mexicanos envió el jueves una carta al Papa en la que pide "decisiones estructurales" para acabar con los curas "abusadores". La carta denuncia los "espacios de protección e impunidad que permite a los abusadores seguir cometiendo delitos", pues sus casos son procesados únicamente en el interior del Vaticano, bajo extremo hermetismo y con una pena máxima que "se limita al cese de sus funciones".
El objetivo de la carta al Papa es que las buenas intenciones que ha expresado se "coagulen" en normas específicas, explicó en México José Barba, un exlegionario de Cristo de 75 años, víctima del abusador Marcial Maciel, el fallecido fundador de la poderosa congregación, protagonista del mayor escándalo de pedofilia de la institución, quien gozó durante décadas de la protección de Juan Pablo II.
En mayo pasado Francisco advirtió de que los obispos "no tendrán privilegios" con respecto a los crímenes de abuso sexual. El pasado 27 de junio, el exnuncio apostólico en República Dominicana, el polaco Jozef Wesolowski, fue sancionado de manera ejemplar al perder su condición de religioso después de que fuera condenado por pederastia por un tribunal eclesiástico. Se trata de la primera vez que el Vaticano expulsa por pederastía del sacerdocio a uno de sus embajadores, tras lo cual un tribunal va a procesarlo, por lo que podría ser condenado como ciudadano de la Santa Sede a pagar su delito en una cárcel.
Las autoridades del Vaticano informaron a principios de este año a la ONU que los fiscales de la Santa Sede han examinado 3.420 casos de abusos sexuales a menores cometidos en la última década. Por esos casos, 848 curas fueron obligados a colgar los hábitos y a los 2.572 restantes se les obligó a "vivir una vida de rezo y penitencia" en un monasterio, un castigo que para las asociaciones de víctimas resulta insuficiente.