Una veintena de mujeres enamoradas de sacerdotes piden al Papa la supresión del celibato
Actualizado: GuardarVeintiséis mujeres que han mantenido o mantienen relaciones amorosas con sacerdotes se han dirigido al papa Francisco para que derogue el celibato. "Nosotras amamos a estos hombres y ellos nos aman a nosotras. No se puede romper un vínculo tan fuerte y hermoso", dicen en una carta publicada por el diario 'La Stampa'.
Un grupo de mujeres que declaran su amor por hombres que ejercen el ministerio sacerdotal han roto su silencio. A la vista de que crecen las especulaciones sobre la posible abolición de la soltería de los clérigos, las amantes de los curas han expresado "el devastador sufrimiento" que soportan, fruto de una tradición eclesiástica que consideran anticuada. "Queremos, con humildad, depositar a sus pies nuestro sufrimiento con el fin de que algo pueda cambiar, no solo para nosotras, sino para el bien de toda la Iglesia".
Las firmantes aducen que muchas veces la solución a sus padecimientos pasa por el "alejamiento definitivo" del eclesiástico, lo que a menudo deja una "cicatriz de por vida". Las otras opciones son que el hombre abandone el sacerdocio o vivir el amor en secreto. En ambos casos, las decisiones resultan traumáticas. "También nosotras deseamos que la vocación sacerdotal de nuestros compañeros pueda ser vivida plenamente, que puedan seguir sirviendo a la comunidad".
El vivir en la clandestinidad la relación aboca a la frustración "de un amor incompleto" que están condenado a no dejar descendencia. "Puede parecer una situación hipócrita, permanecer célibes teniendo una mujer al lado, en silencio, pero desgraciadamente no pocas veces nos vemos obligadas a esta dolorosa elección".
Relegar a las mujeres a papeles secundarios no es privativo del catolicismo. Muchos credos lo hacen. Sin embargo, un sinfín de organizaciones religiosas no serían nada si la mujer desertara de sus filas. La teóloga feminista Elisabeth Schüssler Fiorenza sostiene en su libro 'En memoria de ella' que las primeras seguidoras de Jesús eran mujeres que habían abrogado toda sumisión de orden patriarcal. No en vano, las acólitas de Jesús de Nazaret gozaban de autonomía económica, mantenían entre sí una relación fraternal y se reunían para celebrar comidas en común.