Nadal se pasea en su debut

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Para disipar las dudas generadas en Montecarlo y el Godó, desde luego qué mejor que un paseo por Madrid. Un debut plácido, sin muchos dolores de cabeza, ante un amigo en la pista, como demostró este miércoles, y también fuera de ella: ‘Pico’ Mónaco. El argentino incordió más bien poco durante la hora y 8 minutos que le duró al número uno del mundo. De hecho, peleó más con el juez de silla, Carlos Bernardes, por un par de decisiones polémicas, que con el balear. Así se entiende la paliza de Nadal a un Mónaco que fue capaz de hacer solo un juego (6-1 y 6-0). Bueno para Nadal, que recupera parte de la confianza perdida. «Todas las victorias sirven para aumentar la confianza», confesó el balear a La Sexta. Un Nadal que en tercera ronda se medirá a Jarkko Nieminen.

Únicamente al inicio del primer set Mónaco incomodó algo al balear. Fue en ese momento cuando el argentino rompió al español después de haber cedido su servicio. «Al comienzo, como es normal, cuesta un poco más. He empezado un poco más nervioso en los movimientos», explicó el vigente campeón del Masters 1000 de Madrid. La cosa no pasó a mayores porque a partir de ahí ‘Pico’ no volvió a hacer un solo juego, encajando 10 seguidos. «Desde el 4-1 he jugado mucho mejor. Me he movido mejor”, resumió el de Manacor. Si tenemos en cuenta que Mónaco le había hecho a Nadal 12 juegos en los cuatro partidos anteriores en los que se habían enfrentado en tierra se entiende el devenir del partido.

La diferencia entre ambos fue abismal. Un partido tan cómodo que le permitió al balear ir ajustando sus armas. Su derecha fue de menos a más, como todo su juego. Empezó estrellando a la red demasiados golpes que se fueron convirtiendo en ganadores. Las sensaciones, eso de lo que hablan tanto los tenistas y que es determinante para ellos, fueron mejorando con el paso de los juegos. También es cierto que la oposición fue prácticamente nula. Eso sí, suficiente para que el revés cruzado del manacorense creciese, para que se gustase con su derecha invertida y se atreviese con la paralela. Poco más por la brevedad del duelo.

Por lo único por lo que se alteró realmente Juan Mónaco fue por un ‘warning’ que le aplicó Carlos Bernardes por exceder los 25 segundos estipulados entre punto y punto. Ese aviso y el posterior enfrentamiento verbal con el juez de silla en el primer acto no le ayudó precisamente. De ahí que Nadal sacase la cara por él en rueda de prensa y de paso atizase a la ITF: «Parece que los que mandan aquí no entienden que a la gente le gusta ver puntos largos. La gente no aplaude un ‘ace’, la gente aplaude los puntos que son disputados, los puntos que interviene la habilidad, los que se juegan al límite», indicó el tenista español. «Parece que los que mandan buscan un juego de no pensar, un ‘pim-pam’ a golpes. Entiendo que Juan se enfade», zanjó.

Todo ello en una pista central llena. Agotadas las entradas a primera hora de la mañana, una vez más se demostró que sólo Nadal es capaz de que la pista Manolo Santana tenga buen aspecto. Con él la grada ruge con el clásico «¡vamos Rafa!». Algunos innovaron animando a Mónaco, por aquello de que la cosa no se quedase en una horita de partido. El animoso ambiente de la parte alta de la grada contrastaba con la frialdad y el ‘postureo’ de la parte baja, donde los famosos se agolparon, con Arda Turan, Saviola y Mario Suárez a la cabeza.

Esa zona VIP que solo se llena con el balear y el resto de la grada vio como Nadal no fallaba, por suerte para la organización. Para un cuadro algo descafeinado en el que ya no están Djokovic, Federer ni Wawrinka (números 2, 3 y 4 del mundo), perder a Nadal sería dramático para el torneo. Pero el número uno no está por la labor: «Para mí jugar en Madrid siempre es una sensación especial. Es muy bonito para mí estar en esta pista», aseguró en un Mutua Madrid Open que depende de él y donde todo gira en torno al número uno del mundo. Es en definitiva el Mutua Nadal Open.

Únicamente al inicio del primer set Mónaco incomodó algo al balear. Fue en ese momento cuando el argentino rompió al español después de haber cedido su servicio. “Al comienzo, como es normal, cuesta un poco más. He empezado un poco más nervioso en los movimientos”, explicó el vigente campeón del Masters 1.000 de Madrid. La cosa no pasó a mayores porque a partir de ahí ‘Pico’ no volvió a hacer un solo juego, encajando 10 seguidos. “A partir del 4-1 he jugado mucho mejor. Me he movido mejor”, resumió el de Manacor. Si tenemos en cuenta que Mónaco le había hecho a Nadal 12 juegos en los cuatro partidos anteriores en los que se habían enfrentado en tierra se entiende el devenir del partido.

La diferencia entre ambos fue abismal. Un partido tan cómodo que le permitió al balear ir ajustando sus armas. Su derecha fue de menos a más, como todo su juego. Empezó estrellando a la red demasiados golpes que se fueron convirtiendo en ganadores. Las sensaciones, eso de lo que hablan tanto los tenistas y que es determinante para ellos, fueron mejorando con el paso de los juegos. También es cierto que la oposición fue prácticamente nula. Eso sí, suficiente para que el revés cruzado del manacorense creciese, para que se gustase con su derecha invertida y se atreviese con la paralela. Poco más por la brevedad del duelo.

Todo ello en una pista central llena. Agotadas las entradas a primera hora de la mañana, una vez más se demostró que solo Nadal es capaz de que la pista Manolo Santana tenga buen aspecto. Con él la grada ruge con el clásico “¡vamos Rafa!”. Algunos innovaron animando a Mónaco, por aquello de que la cosa no se quedase en una horita de partido. El animoso ambiente de la parte alta de la grada contrastaba con la frialdad y el 'postureo' de la parte baja, donde los famosos se agolparon, con Arda Turan, Saviola y Mario Suárez a la cabeza.

Esa zona VIP que solo se llena con el balear y el resto de la grada vio como Nadal no fallaba, por suerte para la organización. Para un cuadro algo descafeinado en el que ya no están Djokovic, Federer ni Wawrinka (números 2, 3 y 4 del mundo), perder a Nadal sería dramático para el torneo. Pero el número uno no está por la labor: “Para mí jugar en Madrid siempre es una sensación especial. Es muy bonito para mí estar en esta pista”, aseguró en un Mutua Madrid Open que depende de él y donde todo gira en torno al número uno del mundo. Es en definitiva el Mutua Nadal Open.