A vueltas con el juez de área
Actualizado: GuardarHace unos años la UEFA decretó que en los encuentros europeos habría dos jueces más para ayudar al árbitro a impartir justicia. Se les denominó ‘jueces de área’. Se ubicaron al lado de las dos porterías del campo y su misión consistía solo en servir de apoyo visual al principal. No tenían potestad de decisión, ni tampoco se solaparían con el jefe absoluto. Simplemente tenían que servir de complemento. En teoría, perfecto para que el colegiado tuviera un par de pares de ojos más en el terreno de juego. Se busca de esta forma acabar con jugadas complicadas que estaban en la boca del aficionado medio desde hacía tiempo cada vez que finalizaba un encuentro: goles fantasmas, penaltis por sutiles agarrones, luchas sin cuartel que derivaban en peleas a las que el árbitro hacía caso omiso y, en definitiva, toda clase de acciones que solían quedar impunes.
Esta decisión aumentó la frustración de los jugadores cuando se comprobó que era una medida menor y carente de valor. A la larga, se pudo ver que estos jueces de área eran simples observadores sin voz ni voto. Profesionales que solo avisaban al árbitro si este les pedía consejo o si se trataba de un hecho muy claro. Demasiado clamoroso tendría que ser para que se atreviera alguno de los dos nuevos personajes que entraban al césped a dar su punto de vista y decidir de manera crucial en un duelo. Por aquellos días empezó a surgir mucha gente que se preguntaron: ¿Para qué sirven realmente estos señores que tienen el privilegio de percibir un partido de fútbol desde la privilegiada posición de estar a ras de césped?
Entonces apareció el Valencia, con sus galones de equipo grande por Europa, reclamando ser, sobre todo, respetado por estas novedades que se estaban produciendo en el mundo del fútbol. Y contestó al interrogante anterior de manera lacónica: para nada. Si hay un equipo que puede hacer correr ríos de lágrimas en forma de lamentos ese es el club ‘che’. Los valencianistas sufrieron el pasado jueves en el Ramón Sánchez-Pizjuán el segundo agravio de importancia en este sentido. El primer tanto sevillista, en claro fuero de juego de Mbia, encendería posteriormente las alarmas y la palabrería indignada desde la directiva hasta la plantilla de la capital del Turia. «Un árbitro deplorable». «No se puede traer a alguien de Eslovenia». «las imágenes lo dejan evidencia». Fueron algunas de las frases que salieron desde las gargantas de los protagonistas. Nadie sabía muy bien cómo se había podido dar esa circunstancia, toda vez que tanto el linier como el citado juez de área se quedaron parados durante un inquietante breve periodo incluso.
Aunque ya saben los valencianos lo que es que nadie quiera ver lo indiscutible. También en unas semifinales de la Liga Europa, pero en esta ocasión en el Vicente Calderón, uno de los linieres de las porterías tampoco quiso avisar de un clamoroso agarrón a Zigic por agarrón claro. Entonces el incendio oral posterior cayó en saco roto porque era el choque de vuelta y todo estaba decidido. El resultado no se podía cambiar. Ahora el destino sí ofrece una segunda oportunidad. En Mestalla todavía pueden revivir la noche ante el Basilea y dejar en nada la triste decisión perpetrada por Damir Skomina a orillas del Guadalquivir.