
España expulsa a Marruecos a los siete inmigrantes llegados a Chafarinas
Actualizado: GuardarDespués de más de 24 horas de polémica y silencio, finalmente España ha entregado a las autoridades marroquíes a los siete inmigrantes que llegaron a las islas Chafarinas en la mañana del pasado martes.
Según confirma la Delegación del Gobierno en Melilla, la expulsión de estos subsaharianos, posibles peticionarios de asilo en algunos casos, se ha realizado “de conformidad con la legalidad vigente y en el marco de la cooperación” con el reino alauí.
Ahora, según relata el portavoz de la Asociación Marroquí de Derechos Humanos en Nador, Adil Akid, después de tomarles la filiación en la comisaría superior de Nador, se les trasladará a Rabat donde se les invitará a salir de Marruecos rumbo a sus países y a no volver a intentar llegar a Europa de forma irregular.
Este grupo de subsaharianos, entre los que había ciudadanos de Mali y Congo, actualmente en conflicto, arribó a la Isla del Congreso en una lancha neumática, provista de un motor de 15 caballos, que quedó a la deriva.
Los jóvenes fueron atendidos por las autoridades militares emplazadas en Las Chafarinas, quienes les facilitaron raciones de comida y agua, y comprobaron, mediante chequeo médico, que todos se encontraban en perfecto estado y a cobijo en una caseta usada habitualmente por biólogos que realizan estudios científicos en el archipiélago.
A cuatro de ellos, que se declararon menores, se les trasladó en la madrugada del martes a Melilla, con carácter previo a su devolución, para ser sometidos a pruebas periciales que finalmente han dictaminado la mayoría de edad en todos los casos.
Con la devolución a Marruecos de los siete inmigrantes, España frena, incumpliendo el Reglamento General de Extranjería, los intentos de abrir nuevas vías de acceso de inmigrantes a territorio europeo.
La autoridad gubernativa ha insistido en la necesidad de replantear la consideración que se otorga “a quienes llegan violentando las fronteras utilizando la fuerza o prestándose a situaciones de chantaje que favorecen el negocio de quienes trafican con seres humanos”.
Abdelmalik El Barkani ha señalado que “no podemos permitir la apertura de nuevas vías. Estamos ante situaciones muy delicadas, en las que todos debemos actuar con total responsabilidad. Hablamos de territorios muy próximos a la costa de un tercer país, que no pueden convertirse en un puente aéreo de acceso ilegal a Melilla o a la Península”.
Por su parte, las organizaciones no gubernamentales denuncian que deberían haber sido acogidos en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) y comprobar si son peticionarios de asilo, tras haberles abierto un expediente de expulsión, como dicta la Ley de Extranjería.
Amnistía Internacional cree que se debía haber garantizado “el proceso de asilo a las personas que han pedido protección internacional" y, junto con el resto de ONG nacionales e internacionales asegura que la devolución de los siete inmigrantes es ilegal y contraria al derecho internacional y a los derechos humanos.
Las Chafarinas: una ruta alternativa para la inmigración ilegal
Según fuentes oficiales, estos islotes españoles son un lugar estratégico para todos aquellos que quieren alcanzar territorio Europeo desde las costas norteafricanas. Están situadas a menos de cuatro kilómetros de Marruecos y con buen tiempo es fácil llegar nadando sin ser visto, principalmente a la isla del Congreso.
Ya el pasado 3 de mayo de 2012 llegaba a esta misma isla la primera patera, según confirmación de la Delegación del Gobierno de Melilla, con seis personas de origen subsahariano a bordo. Este hecho inédito hasta entonces causó gran revuelo y expectación a ambos lados de la frontera hispano marroquí. Se abría entonces una nueva vía migratoria con menos complicaciones que el salto de la valla.
El 22 de mayo de 2012 llegaba la cuarta embarcación en pocos meses, esta vez transportando a once personas. En total, 41 inmigrantes consiguieron llegar a territorio español a través de las Islas Chafarinas en una oleada que se frenó ese verano tras el gran despliegue de vigilancia y seguridad adoptado conjuntamente por el Ejército y la Guardia Civil.
El delegado del Gobierno en Melilla estimaba entonces que con la llegada del buen tiempo iba a crecer de manera notable la llegada de personas inmigrantes a Melilla y las Chafarinas. Consciente de que son muchos los ciudadanos subsaharianos que esperan al otro lado de la frontera, Abdelmalik El Barkani informaba de que, en su intento por alcanzar “el primer mundo, van a hacer todo lo que puedan y a nosotros nos toca evitar que entren de forma ilegal a territorio nacional”.