Un agente analiza fotos en un ordenador, en una operación contra la pornografía infantil. / Efe

Condenan a seis años de cárcel a un pedófilo que asediaba a menores por internet

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La Audiencia Provincial de Lérida ha condenado a seis años y diez meses de prisión al pederasta de Sevilla acusado de acosar a medio centenar de menores a través de internet y que alardeaba en las redes sociales y foros de ser el mayor pederasta de Europa.

El hombre fue detenido en Sevilla en octubre de 2012 a raíz de una investigación de los Mossos d'Esquadra iniciada tras la denuncia presentada por los padres de dos menores, uno de Lleida y otro de Barcelona, de once y doce años de edad, respectivamente, que detectaron que el pederasta había contactado con sus hijos por internet y les estaba obligando a enseñar sus genitales bajo amenazas.

A consecuencia de estas denuncias, en septiembre de 2012 la Policía entró en el domicilio sevillano del acusado, donde halló numerosos vídeos e imágenes pornográficas protagonizadas por menores.

Según relata la sentencia, se considera probado que el acusado, Ismael G.P., entre 2011 y 2012 utilizó el programa 'Skype' así como la consola X-Box y las redes sociales Tuenti, Twitter y Facebook para contactar con menores con la excusa de hablar on line de diferentes juegos y a los que ofrecía diferentes contraprestaciones como trucos y códigos.

Amenazas violentas

La sentencia señala que de esta manera el condenado contactó con al menos siete menores, a los que el acusado pidió que se desnudaran ante la webcam y se tocaran. Si no accedían a sus peticiones, les amenazaba con diferentes castigos, como quitarles la cuenta, subir a internet imágenes de ellos o piratearles sus cuentas en las redes sociales.

También llegó a lanzar amenazas de carácter violento, de modo que a uno de los menores le enseñó una pistola y le dijo que iría a su casa a matarle, a otro le atemorizó con quemarle la cara y matar a su madre y a otro le dijo que iría a por él y su familia.

Según la Audiencia, se considera probado sin embargo que el condenado sufre un trastorno esquitotípico de la personalidad y pedofilia que afecta a sus facultades intelectivas y volitivas. Además, el acusado antes de la celebración del juicio abonó 3.000 euros para reparar los daños causados.