La banca catapulta al Ibex a su mayor nivel en casi tres años
El selectivo sube un 1,42% y se sitúa en los 10.584 puntos
MADRID Actualizado: GuardarEl Banco Central Europeo, al final, no hizo nada, pero las Bolsas reaccionaron significativamente al alza. La política monetaria también se puede hacer con palabras y el presidente del Eurobanco, Mario Draghi, lo volvió a demostrar ayer. Eso sí, anunció una gran novedad: la de que hay absoluta unanimidad dentro del consejo de gobierno de la entidad para tomar medidas no convencionales si fuera necesario. Dentro de éstas se encuentra, obviamente, la compra de activos, es decir, la expansión monetaria o “quantitative easing”. Es una gran novedad porque hasta hace muy poco los miembros alemanes se oponían a ello. Ahora, cuando el riesgo es que la zona euro entre en deflación, una de las enfermedades más graves que puede sufrir una economía, los más ortodoxos del BCE ya no ponen tantos “peros” como cuando el objetivo de la puesta en marcha de medidas no convencionales era ayudar a los países de la periferia comunitaria.
Al parecer, tenía razón Bank of America Merrill Lynch cuando titulaba un informe: “BCE: aún no, pero casi”.
El Banco Central Europeo ya había demostrado la efectividad con su discurso cuando, el 26 de julio de 2012, Mario Draghi, dijo aquello de que haría todo lo posible para garantizar la supervivencia del euro “y créanme, será suficiente”. Presentó un programa de apoyo a los países de la periferia europea. Desde entonces, el selectivo español ha pasado desde los 6.300 hasta superar los 10.600 puntos. Y para ello el BCE no tuvo que gastarse ni un euro en la compra de su deuda pública. La rentabilidad del bono español a diez años en este periodo se ha reducido a la mitad.
Las palabras no son suficientes
Lo que sucede en esta ocasión es que puede no ser suficiente con las solas palabras. La confianza de los inversores se pudo recuperar con la amenaza de que el Banco Central Europeo podía utilizar su omnipotente balance para comprar deuda. Los inversores temían que su apuesta a la baja por los activos financieros de la zona euro se topara con la potencia del BCE. La economía real es mucho más difícil de controlar. Para crear inflación, para frenar la deriva deflacionista hace falta dinero real. Y que la promesa de actuación del BCE sea cierta. Porque ayer ni siquiera bajó los tipos de interés. Ni puso la tasa de depósito en negativo.
No las tenemos todas con nosotros. Draghi evitó hablar de deflación. Afirmó que le había sorprendido una inflación tan baja en marzo. Auguró un repunte en abril y que irá avanzando de aquí a finales de 2016 hasta llegar al 2%. Hay que tener en cuenta que el objetivo de la institución es mantener a la inflación por debajo, aunque próxima, al 2% con vistas al medio plazo. Puede serles suficiente y desanimar su actuación.
Draghi también tuvo palabras respecto al euro. Reconoció que el tipo de cambio es una variable muy importante para la estabilidad de precios. Afirmó, además, que está ganando importancia a medio plazo. Un euro fuerte es, por sí solo, deflacionista. Las palabras del presidente del BCE provocaron que ayer la moneda comunitaria cayera un 0,41% frente al dólar, hasta situarse en 1,3710 unidades.
Lo cierto es que los indicadores de renta variable europeos reaccionaron estupendamente a las noticias que llegaban de Francfort. Sobre todo el Ibex-35. El selectivo español ganó un 1,42%, para colocarse en los 10.584,10 puntos, nuevos máximos anuales y niveles que no veía desde el año 2011, desde abril de ese año. El indicador reaccionó muy bien a las noticias: rondaba los 10.470 puntos a las dos de la tarde y repuntó hasta marcar máximos en los 10.644 puntos.
A continuación, el Ftse Mib de Milán, que ganó un 1,38%. El PSI-20 de Lisboa y el Cac 40 francés ganaron alrededor de un 0,40%. El Dax alemán, por su parte, terminó el día prácticamente plano. En negativo, el Ftse 100 británico, que se dejó un 0,15%.
Los bancos triunfan
En el selectivo español, los bancos ganaron la partida. Bankinter fue el más rentable, con una revalorización del 4,11%. A continuación, el Popular, con una subida de cerca de un 4%. BBVA ganó más de un 3%. Bankia, por su parte, se apuntó un 2,42%. Santander y el Sabadell avanzaron un 1,91% y un 1,74%, respectivamente. Sin duda, las entidades financieras serían las más beneficiadas por un posible programa de compra de activos por parte del BCE.
Entre los grandes valores, también triunfó Inditex, con una revalorización del 1,72%. A continuación, Telefónica, que subió un 0,96%. Repsol e Iberdrola avanzaron un 0,51% y un 0,24%, respectivamente. En negativo, Gamesa fue el valor que más cayó, con un descenso del 1,05%. A continuación, Amadeus, que retrocedió un 0,81%. Ebro, por su parte, se dejó un 0,73%. Viscofán, Grifols y Técnicas Reunidas cerraron la lista de valores en negativo.
En el mercado de deuda, la prima de riesgo de la deuda española bajó desde los 165 hasta los 162 puntos básicos. La de Italia, desde los 170 hasta los 165. Bajaron las rentabilidades de todos los bonos pero, a tenor del comportamiento de las primas de riesgo, lo hicieron más las de los de la periferia. Así, la rentabilidad del bono español a diez años cayó desde el 3,27% hasta el 3,23%. También se redujo mucho la rentabilidad del bono americano: desde el 2,81% hasta el 2,78%.
Malos datos de EE UU
En la agenda económica del día también tuvimos referencias procedentes de Wall Street. Allí conocimos el dato de paro semanal: el número de solicitudes semanales de subsidio por desempleo alcanzó las 326.000, por encima de las 317.000 previstas por los analistas y de las 310.000 de la semana anterior. Se trata del mayor incumplimiento en más de cinco semanas. Además, se trata de la mayor subida en 10 semanas. También decepcionó el índice de actividad del sector manufacturero, al subir desde los 51,6 hasta los 53,1, cuando los expertos esperaban que se situara en los 53,5 puntos. Por eso, quizás, los indicadores de renta variable estadounidenses comenzaron la sesión con descensos y, por esa razón, posiblemente, los indicadores de renta variable europeos redujeron sus números verdes en el último tramo de la jornada.
En Europa, el índice de gestores de compras del sector servicios europeo bajó por sorpresa desde los 52,4 hasta los 52,2 puntos. Decepcionó Alemania y, en cambio, batió expectativas España, al subir desde los 53,7 hasta los 54 puntos, cuando los expertos esperaban que se colocara en los 52,4 puntos. Buenas referencias también procedentes de otros mercados, como China, que pondrá en marcha un programa de reactivación económica.