Fútbol | Liga EUropa

Beto mantiene vivo al Sevilla

Los de Emery fueron de menos a más, pero el poderío físico del Oporto fue un hándicap difícil de superar

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El primer asalto en la búsqueda del tesoro de Turín en Oporto bien estuvo cerca de terminar por KO técnico antes de disputarse la vuelta. Los lusos fueron muy superiores a un Sevilla incapaz de principio a fin. Beto fue el mejor de los sevillistas, salvando lo que pudiera quedar de eliminatoria y las esperanzas de su afición. La buena noticia para los de Nervión fue el corto resultado final (1-0) y que Jackson Martínez se perderá el próximo duelo por acumulación de amarillas. Un clavo ardiendo al que aferrarse para intentar recuperar la sonrisa tras la desilusión de la noche europea en esta versión portuguesa.

Tercero a quince 15 del líder, los teóricos del balompié afirmaban en la previa que el vigente campeón luso está a años luz de lo que un día fue. Sobre todo se encuentra tan lejos de su superior dominio de antaño porque no posee entre sus filas con una delantera letal. Lejos quedan los tiempos de Falcao acompañando los goles a ritmo colombiano. Ahora cuenta entre sus filas con un veterano que vuelve a vivir su segunda juventud. Quaresma es uno de esos dandis del fútbol que siempre tiene una última etapa de genialidad antes de la retirada.

En base a este jugador estructuró el Oporto sus amplias posibilidades de golpear primero en el choque frente al Sevilla. Sabían en Portugal que, pese a sus problemas deportivos en la competición local, seguían siendo los claros favoritos de la noche e incluso para estar alzando la ansiada copa en Turín. Quizá esa fue la razón por la que Unai Emery pecó en la primera parte de defensivo. Buscó lo básico y elemental para que nada estuviera resuelto en los primeros 90 minutos. Sabía el vasco que una vuelta en el Sánchez-Pizjuán era una nítida ventaja que no podía desperdiciar. Hasta cinco córners en un cuarto de hora sacaron los blanquiazules, provocando el agarrotamiento en las piernas de los hispalenses, incapaces de montar contragolpes con razón y sentido. Ni Reyes ni Marin aparecían y se diluían ante el acoso local.

Necesitaban los rojiblancos un cambio de ritmo, de fe o sencillamente de táctica porque el equipo no iba a ser capaz de aguantar todo el tiempo a un ritmo frenético. Lo que se vaticinaba desde hacía minutos, finalmente ocurrió. Mangala cabeceó al fondo de la red un pase precioso de Quaresma tras sacar rápido una falta que acentuó la falta de atención en la noche del jueves de algunos hombres sevillistas. En la primera ocasión clara de los locales no perdonaron. Esto es Europa, bien deberían saberlo en las filas nervionenses, y aquí no se permiten contemplaciones con el rival.

Levantarse era una condición imprescindible si se quería sacar un resultado plausible para la vuelta. Un objetivo que estuvo cerca de truncarse al filo del descanso, si no hubiera sido por dos intervenciones milagrosas de Beto, una de ellas desviando el balón al palo. El poderío físico de los lusos era tan abrumadoramente superior que en el bando visitante dieron por bueno la derrota por la mínima. Emery pidió a los suyos en los vestuarios un cambio de actitud, afrontar con más sangre lo que restaba.

Bien es cierto que salió más agresivo el Sevilla, toda vez que el Oporto prefirió guardarse las espaldas y esperar con tranquilidad la búsqueda de la sentencia. Pero dicha agresividad eran liviana, sin sustancia en el ataque. Una lástima porque Fabiano ni tan siquiera sudó por aproximaciones de los sevillanos. Los jugadores de Nervión tenían el cuerpo en la ciudad ibérica pero la mente a orillas del Guadalquivir. Se la jugó el técnico guipuzcoano dando entrada a todo el arsenal del disponía con Diodo y Gameiro. Era una apuesta clara por el empate, que bien podría salir cruz en un duelo de ida y vuelta.

La moneda cerca estuvo de salirle cara si el francés acierta con el portero batido cuando cantaban gol los cerca de 2000 sevillistas presentes. La expulsión de Fernando por dos faltas en la misma jugada -algo extraño- apaciguó ánimos. La derrota en Do Dragao se antoja corta a tenor de lo vivido. Los rojiblancos deben dar gracias y aprender de los errores para no tropezar otra vez. Queda el ambiente del Pizjuán, la magia sevillana y el sabor de las grandes tardes europeas. Tres elementos que pueden decantar a su favor hasta las eliminatorias más complicadas.