Cada uno en su casa, ¿funciona?
La vida en pareja no pasa siempre por compartir el mismo espacio; existen otro tipo de convivencias
Actualizado: GuardarLas relaciones amorosas han cambiado mucho. Hace años habría sido difícil que una pareja decidiera, por deseo de ambos, vivir separados y reconocer ante la sociedad su enlace amoroso. Tales circunstancias solo se daban entre amantes. Hoy, sin embargo, se trata de una opción posible. Cada uno vive en su casa y la relación se establece, de mutuo acuerdo, en una u otra. Su compromiso está limitado al tiempo y al espacio que deciden compartir juntos. Según el sociólogo francés Serge Chaumier, esta modalidad proviene de las reivindicaciones feministas de los años 70, cuando las mujeres exigían una habitación propia. El deseo que latía detrás de esta demanda era gozar de autonomía. ¿Qué ventajas e inconvenientes pueden aparecer ante una fórmula semejante? ¿Por qué se elige? ¿Puede durar siempre?
Mezcla de vínculos. La fórmula de vivir en casas separadas está a caballo entre el matrimonio y el noviazgo. Toma del primero el compromiso afectivo, reservándose una parte que no quiere compartir; y, del segundo, una forma de relación que aumenta el deseo y la idealización del otro. Cuando la relación es muy sólida o aparece el deseo de tener hijos, suele surgir también la aspiración de vivir juntos. Convivir con alguien implica la puesta en marcha de acuerdos. Hay que compartir las tareas, determinar un orden, administrar el dinero... Vivir cada uno en su casa constituye una forma de alternar la vida conyugal con la de soltero. La mujer defiende así su espacio, porque a veces siente que pierde libertad con la convivencia. Pero esta opción también puede ser un intento de protegerse para no repetir un fracaso amoroso. (Más información en Mujerhoy.com)