Xavi y Martino, obligados a entenderse
Su ideario futbolístico no es el mismo y puede que hasta desconfíen el uno del otro, pero los dos saben que en este momento deben apoyarse y el Barça sale beneficiado
P. RÍOS | BARCELONA Actualizado: GuardarXavi Hernández está en ese momento complicado de su longeva carrera en el que cuando el Barça pierde se le señala con un dedo y cuando gana, no se le menciona. A sus 34 años, cumplidos en enero, su impresionante currículum no le sirve de escudo para librarse de la crueldad crítica del mundo del fútbol. Al contrario. Recordar que con 25 títulos (22 con el Barça y tres con la selección) es el jugador español más laureado de la historia sirve de argumento a los que le ven como una admirable pieza clave del pasado que hay que sustituir ya si se quiere avanzar hacia el futuro.
No le ayudan unas molestias musculares con las que ha aprendido a convivir en las dos últimas temporadas, pero que le impiden expresarse al cien por cien. Y el Tata Martino tampoco le ha echado una mano al sustituirle de forma habitual en partidos en los que el equipo azulgrana iba por detrás en el marcador y que no llegó a remontar. Pero Xavi es mucho Xavi. No es la primera vez que se la ha dado por muerto y siempre ha resucitado. En enero de 2013 firmó hasta 2016, cuando tendrá 36 años, y no se adivina un sustituto ni en el club azulgrana ni en el mercado internacional. Quizás lo era Thiago Alcántara, pero eso ya es una quimera porque se fue al Bayern. Pero a las puertas de un clásico decisivo en el Santiago Bernabéu, nadie duda. Tampoco su entrenador. Xavi volverá a ser el faro del equipo en el centro del campo porque, a no ser que un día haya un cambio de estilo que no se espera, nadie como el de Terrassa para interpretar el juego del Barça.
A estas alturas de temporada a nadie se le escapa que el Tata Martino no ha podido introducir esas pequeñas modificaciones tácticas que al principio del curso tenía en mente para evitar que el Barça fuese tan previsible. El técnico argentino, sin despreciar la esencia azulgrana del toque y del control, sí quería que el equipo fuese capaz de saber jugar partidos más físicos de ida y vuelta, con más balones largos y velocidad. Como si la dirección deportiva le hubiese obligado a ver las semifinales de la Liga de Campeones ante el Bayern, cuando el equipo azulgrana fue arrollado en cuestiones elementales en el deporte como intensidad, chispa y resistencia, el de Rosario quiso implantar algunas medidas que fueron rápidamente criticadas por los defensores del ADN. Y entre estos últimos, aunque en sus declaraciones siempre ha comentado que «Martino es un hombre muy futbolero y dialogante», se encuentra Xavi. Si ha acabado influyendo más el catalán en el Tata que al revés es algo que nunca se sabrá, como ocurrió en la selección española con la repentina apuesta por el tiquitaca del fallecido y admirado Luis Aragonés, pero lo cierto es que el Barça ha ido volviendo esta temporada poco a poco al fútbol control, algo más retrasado si se quiere para tener las líneas más juntas. Y, casualidad, ese es el hábitat en el que Xavi vuelve a lucir y rejuvenecer.
El Tata Martino no será el técnico que retire a Xavi, aunque se intuye que si fuera fiel a sus ideas y el club azulgrana no tuviera el entorno caníbal que tiene, le acabaría dosificando tanto que un día nadie ya le vería como imprescindible. Más o menos es lo que ha sucedido con Puyol. Pero hasta que llegue un Koke -el del Atlético es del gusto del técnico argentino y de la dirección deportiva, si no sigue el entrenador- con desparpajo para quitarle el puesto, Xavi seguirá reinando. Y en el Bernabéu, si el Barça pierde se le señalará con un dedo y si gana, no se le mencionará.