Jesé, víctima en un simulacro
El grancanario se rompe el ligamento cruzado y Cristiano iguala a Puskas en un duelo que se esperaba de trámite ante el Schalke
MADRID Actualizado: Guardar«Los jugadores del Madrid van a ganar sin zapatos», bromeaba uno de los 4.000 alemanes que disfrutaba de una jornada primaveral en la Plaza Mayor de la capital. Turismo, sol, mucha rubia (cerveza) y por la noche... fútbol en un estadio emblemático. Si para el Schalke y su gente se trataba de un día inolvidable, para los blancos el 1-6 de Gelsenkirchen convertía el partido de vuelta en un trámite, en un simulacro pensando en el Barça. Ni siquiera podía hablarse de un entrenamiento porque Carlo Ancelotti recurrió a su fondo de armario, apostó por la savia joven y sólo mantuvo a Ramos, Xabi Alonso y el insaciable Cristiano Ronaldo con respecto a su once tipo, el que los aficionados recitan casi de memoria y jugará el domingo el clásico. Era una noche insulsa de ‘Champions’ en la que no cabía hablar de ogros alemanes y miedos escénicos, o invocar al espíritu de Juanito en pos de una remontada épica. Se aventuraba un compromiso de lo más intrascendente, una cómoda victoria de los locales jugando a medio gas.
La dialéctica versaba sobre la conveniencia o no de que jugasen tres pilares, sobre todo el astro portugués. Cristiano, igual que Messi, quiere estar en todos los partidos para pulverizar cualquier récord a su alcance, pero había que evaluar que los alemanes son muy orgullosos y para ellos no hay encuentros sin competición. Ymás si fueron vapuleados en la ida y podían mostrarse en el enorme escaparate de Chamartín. Pero el luso es listo y tiene sobrada experiencia para huir de los choques peligrosos y, sin embargo, ser letal en el área. Quiere más goles que constancia. No sucede lo mismo, en cambio, con jugadores como Jesé. El grancanario, que no compartía titularidad con Isco y Morata, los tres de 21 años, desde el choque copero ante el Olímpic de Xàtiva, deseaba reivindicarse.
En las categorías inferiores exhibió un fuerte carácter pero, ya en la élite, hace gala de una humildad conmovedora. Fue protagonista en la previa, cuando insistió en que con esta plantilla tiene que «agachar la cabeza, aprender y asumir un papel es secundario». Enseguida, Jesé buscó el balón y metió el cuerpo con todo el peso sobre su rodilla derecha paga ganar la posición a un rival en la banda derecha. Le cargó fuerte el bosnio Kolasinac, le golpeó sobre la articulación y Jesé cayó con inequívocos gestos de dolor. Se fue en camilla, trató de reincorporarse, pero volvió al suelo. El médico pidió el cambio. Ancelotti elevó su ceja y dibujó un gesto de contrariedad. Minutos después saltaba la noticia. Se filtraba la rotura del ligamento cruzado anterior, luego confirmada. La lesión de Jesé se convertía de inmediato en el tema del momento en las redes sociales. El partido quedaba reducido a la lucha de Cristiano contra las marcas. Cierto temor a que Gareth Bale se incorporase sin apenas calentar y pudiera sufrir alguno de sus recurrentes problemas musculares. No arriesgó lo más mínimo el galés, que pasó de puntillas.
Siempre fiel
Siempre fiel, Cristiano acudió a su cita con los goles e igualó los 242 tantos de Puskas como cuarto mayor artillero en la historia del Madrid, tras Raúl, Di Stéfano y Santillana. En el primero, leyó la jugada, se anticipó y remató a placer una notable combinación entre Morata y Bale. En el segundo, mediada ya la segunda parte, realizó una arrancada explosiva, plena de potencia, superó a todos sus rivales y marcó de tiro raso junto al palo. Ya son 13 goles en ‘Champions’ esta temporada, uno más que el año pasado en la máxima competición continental. Ha marcado en sus siete partidos jugados en este torneo esta campaña. Y ante el Schalke lanzó, además, dos balones a la madera. Una barbaridad.
El Madrid se adelantó, pero jugaba al paso y sufría unas pérdidas de balón impensables, sólo explicables por la falta de concentración de figuras como Xabi Alonso. Isco disponía de una excelente ocasión para exhibirse como centrocampista, no de falso ariete, y dejó destellos. Hizo un buen partido pero no redondeó su actuación. Morata participó en el primer gol y marcó el tercero, pero fue silbado en algún pasaje. ¡Cómo cambia la vida! Se le vio desanimado porque en cuestión de meses ha pasado de ser reclamado en lugar de Benzema como titular a ser la tercera opción en punta. Falló un gol casi a portería vacía, seguramente por falta de confianza. La pasividad de los merengues permitió a Hoogland empatar en un tiro muy afortunado que golpeó en Ramos. Ancelotti retiró en el descanso a Xabi, ofreció minutos a Casemiro, y poco después sentó a Ramos. No quería más sustos el italiano. Y en un par de acelerones, el Madrid despegó y Cristiano se desmelenó.