La juez Alaya, a su llegada a la ceremonia. / Efe
gran expectación

La juez Alaya se 'recasa' en una huidiza boda en Sevilla

La magistrada de los ERE ha renovado sus votos matrimoniales con su esposo, el auditor Jorge Castro, en una ceremonia en una pequeña capilla

SEVILLA Actualizado: Guardar
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La juez instructora de los ERE fraudulentos de Andalucía, Mercedes Alaya, ha renovado hoy sus votos matrimoniales con su esposo, el auditor Jorge Castro, en una ceremonia en una pequeña capilla del centro de Sevilla. La pareja trató de jugar al despiste con la prensa y hasta último minuto no desveló el lugar escogido ni a sus invitados ni a la cúpula de la Iglesia del Gran Poder de Sevilla, que se quedaron plantados esperando el cortejo nupcial con todo preparado ante el altar de una de las imágenes más significativas de la Semana Santa hispalense.

Alaya se casó con su esposo hace 30 años, cuando ambos tenían apenas 20, pero fue una ceremonia apresurada y no pudo celebrarlo mucho, según los escasos datos que han ofrecido desde su entorno. Enseguida llegaron los hijos, hasta cuatro, por lo que la juez ha querido disfrutar con ellos de una segunda boda, una ceremonia sencilla con una eucaristía y un breve intercambio de palabras entre la pareja justo la misma semana en que la juez imponía una millonaria fianza a la exministra Magdalena Álvarez.

Con un vestido largo con cola en encaje de color blanco roto y el pelo ondulado recogido atrás -su marido vestía chaqué-, Alaya llegó a la puerta de la capilla con más de cuarenta minutos de retraso y a bordo de un vehículo de alta gama color azul marino. Ante la puerta se agolpaban ya una decena de fotografos y cámaras de televisión así como cuatro agentes de la Policía Nacional, algunos de los cuales fueron golpeados por el coche cuando trataba de maniobrar para dejar a la juez justo en la puerta y evitar las imágenes.

Tras la ceremonia, que se ha celebrado con las puertas cerradas a cal y canto, la pareja fue recibida con una lluvia de pétalos blancos. El centenar de invitados, formado en su mayoría por familiares y amigos y entre los que apenas se ha podido identificar algún compañero de juzgado, se ha desplazado andando hasta una cercana casa palacio donde se ha celebrado el banquete. Está previsto que los novios continuen la fiesta mañana en una finca en el campo en un lugar no desvelado.