El penalti más discutido del mundo
El colegiado pitó penalti en una falta que se produjo seis metros fuera del área y que se saldó con la expulsión del portero del Berceo
LOGROÑO Actualizado: Guardar¿Se imagina que un jugador le diga a un árbitro que se ha equivocado, que no ha sido penalti sino falta fuera del área? ¿Y que ese jugador tenga 13 años? ¿Y que no conforme con la decisión del colegiado, mande el balón fuera? Desde luego, no es habitual en el pícaro mundo del fútbol, pero es la excepción lo que llama la atención. Y todo eso ocurrió el sábado en Pradoviejo, si bien la noticia no se quedó allí, sino que se extendió por muchos campos riojanos como un ejemplo de lo que significa anteponer la conciencia al ansia de triunfo. «El fútbol es un juego», dice el gran protagonista. Una visión infantil y romántica alejada de la realidad.
Pradoviejo. Pasan unos minutos de las doce del mediodía. Luce el sol después de mucho tiempo de frío y lluvia. En el campo 3 juegan Berceo y Comillas. Infantil 2001. Dos clubes con tradición y rivalidad. Dos entidades en que amigos fuera del campo visten camisetas diferentes. El marcador señala una ventaja mínima del Comillas (2-1) en un partido que transita por el minuto 50, aproximadamente. David Cejudo, portero del Berceo, sale en busca del balón. Derriba al delantero azul. Falta a unos seis metros al borde del área, escorada a la izquierda, según relatan algunos jugadores y el técnico del Comillas, Javi Adán. El colegiado, José Miguel Alcalde, expulsa al portero verde. «La tarjeta roja fue justa», admite Cejudo. Para sorpresa de todos, el árbitro señala el punto de penalti. Lío en la grada. Habitual. Los protagonistas que están sobre el césped no entienden qué está pasando. La falta fuera del área es clara.
«Fue una jugada en la que mi delantero se queda delante del portero del Berceo. Éste le hace falta, le derriba fuera del área y le expulsa. Hasta ahí, todo correcto. Llamo a Rodrigo Esteban para que lance la falta, porque es lejana y él le pega bien al balón. Cuando se dispone a poner en juego el esférico, el árbitro le dice que ha sido penalti. La sorpresa de todos fue enorme. Entonces, comienza un diálogo. Mi jugador le responde al colegiado que no ha sido penalti, sino falta y viene a hablar conmigo. Le transmito que no lance aún con el fin de convencer al árbitro de que ha sido falta y no penalti, porque la acción se había producido cinco o seis metros fuera del área. Mando al capitán del equipo a hablar con el árbitro para que le reitere que ha sido falta y no penalti, pero tampoco le hace caso. El árbitro se puso nervioso y comenzó a sacar tarjetas amarillas a los jugadores del Berceo», indica Javi Adán.
Nadie sabe qué hacer. El colegiado insiste en que ha sido penalti. «Llegó un momento en el que me asusté, porque estaba con el balón fuera del área y le preguntaba por dónde poner la pelota. Él me miraba y me decía como si fuera tonto que la pusiera en el punto de penalti. Me quedé indeciso y fui a preguntar a mi entrenador qué hacía», relata el gran protagonista, Rodrigo Esteban, jugador del Comillas.
Mientras Esteban conversa con Alcalde, David Cejudo, portero del Berceo, se quita los guantes y pone dirección hacia el vestuario. Se va convencido de que es falta y asume la expulsión. «El jugador del Comillas se me fue después de recibir un pase interior y le derribé. La tarjeta roja es justa, pero la falta era fuera del área. Me iba del campo cuando vi que el árbitro pitaba penalti. No sabía lo que pasaba, pero yo estaba seguro de que la falta había sido fuera del área», indica el guardameta.
Tomar decisiones
Llega un punto en el que el partido se atasca. Se habla, pero no se llega a un acuerdo; en la grada, el descontento es absoluto, sobre todo en las filas del Berceo. ¿Qué se puede hacer? ¿Aprovechar el penalti para marcar el tercer gol o desperdiciarlo y tener la mente tranquila? «No sé lo que le pasó al árbitro. Todos nos podemos equivocar y no pasa nada, pero cuando todos los jugadores, de uno y otro equipo, te dicen que la falta es fuera del área, algo pasa. Se puede rectificar, sacar el balón fuera del área y punto. Diferente es que la falta sea a un metro del área porque no puedes estar siempre lanzando penaltis fuera. Pero es que la falta fue muy lejana. Tampoco puedes pensar mucho en ese momento. Desde luego, no en el resultado. En lo primero que pensé fue en Rodrigo, que miraba al banquillo como diciendo: «¿Y ahora qué hago? Es un partido de fase final y con marcador incierto, pero tomamos esa decisión. Así que la única opción que nos quedaba para ser justos con lo que había pasado y con los chavales era tirar el penalti fuera. Y eso es lo que pasó. Rodrigo lo tiró fuera. Luego, con uno menos el Berceo, el partido se nos puso de cara», indica Adán.
Y de la conversación en el banquillo, entre técnico y jugador, al momento de la verdad, a los once metros. «Me voy a tirar el penalti, pero antes le pregunto a Javi Adán: «¿Verdad que tú quieres que lo tire fuera?». Cogí el balón, lo puse en el punto de penalti y lo tiré fuera, a la derecha del portero. ¿Muy fuera? Si quiere el árbitro, me saca amarilla», admite Rodrigo Esteban, mientras Cejudo le escucha. «Es un gran gesto deportivo. Muchos deberían aprenden de él», asevera. Tiene 13 años. Y, por supuesto, nadie piensa en una sanción para Rodrigo. «Nos han comentado que se puede amonestar al futbolista si se considera que ha tirado el penalti a fallar. No lo sé. Al final del partido, estuve hablando con el árbitro. Creo que se sintió solo, pero le expliqué que como no pudimos convencerle de que la falta era fuera lo único que podíamos hacer es fallar el penalti», apunta Javi Adán.
El lunes era día de vuelta al colegio y a los entrenamientos. «La verdad es que me han vacilado un poco por la expulsión, pero nada más, aunque yo me quedo con el gesto», admite Cejudo, que ayer se ejercitó de nuevo con sus compañeros. Rodrigo Esteban lo hizo el lunes y todos los integrantes de su equipo pudieron hablar con David. La pregunta a Rodrigo es sencilla: ¿Volverías a fallar un penalti si se repitiera la situación? «Hubiera preferido que el juego siguiera y ganar porque soy mejor. Desde luego, si se repitiera una acción como la del sábado, volvería a hacer lo mismo; si no, hay que ir a por todas, porque el Berceo es el Berceo», apunta sonriente antes de anteponer la amistad al resultado.
«Al final, el fútbol es un juego. Hay jugadores del Berceo que son amigos míos y han sido compañeros, porque el año pasado estábamos jugando siete niños en el San Marcial y nos fuimos a diferentes equipos», concluye. Poco más hay que decir. Bueno, que el partido acabó 6-1 a favor del Comillas. Sin más.