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Devoción real y castiza al Cristo de Medinaceli

La infanta Elena cumple con la tradición y acude a besar los pies de la imagen de Jesús

MADRID Actualizado: Guardar
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La Semana Santa no es solo andaluza, sino que también es una devoción muy castiza. Miles de madrileños han pasado la noche en blanco para hacer cola a las puertas de la iglesia del Jesús de Medinaceli para besar los pies del Cristo. Una tradición milenaria que también conlleva que cada año acuda a la cita (siempre el primer viernes de marzo) un miembro de la Familia Real, y en esta ocasión la representante ha sido la infanta Elena.

Pese a las horas bajas que vive actualmente la monarquía, la hija mayor del Rey, que ha llegado a la basílica acompañada de su secretario, Carlos García Revenga, implicado en el 'caso Nóos', ha demostrado que es una de las más queridas por el pueblo al ser recibida entre vítores y aplausos por los numerosos fieles allí congregados. Durante veinte minutos Doña Elena ha adorado al Cristo de Medinaceli, custodiada por el padre Benjamín Echeverría, provincial de los Capuchinos en España.

La anécdota del día la ha protagonizado un devoto que llevaba más de doce horas haciendo cola a las puertas del templo y que ha sufrido un ataque epiléptico minutos antes de que llegara la infanta Elena. De hecho, la caravana de vehículos que acompañaba a la duquesa de Lugo ha tenido que aguardar unos minutos a que los facultativos estabilizaran al paciente y poco después ella misma acudió a interesarse por la situación del cofrade, que se recuperó sin percances.

Esta mañana también han acudido al templo la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, y el presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González.

La imagen venerada fue tallada en la primera mitad del siglo XVII por encargo del Duque de Medinaceli, y la costumbre que cada año lleva al besapiés a un miembro de la Familia Real data de finales de ese siglo, cuando fue recuperada a los musulmanes, en el primer viernes de marzo del año 1682.