«Tenemos el grupo con el futuro más claro del sector en España»
«Algunas personas confunden la libertad y la independencia de esa babel que es Internet con la posibilidad de cometer acciones fuera de ella», asegura
MADRID Actualizado: GuardarEnrique de Ybarra cumplirá el próximo mes dos años como presidente de Vocento. Asumió el cargo en un momento delicado para el grupo con el Consejo de Administración muy dividido. Ahora asegura que las cosas no van mal.
–Llegó a la Presidencia de Vocento en un momento delicado para su grupo, con el Consejo de Administración dividido y opiniones encontradas sobre el futuro del mismo. ¿Cuál es la situación actual?
–Gracias al trabajo de todos, primero del consejero delegado y su equipo y después de todos los empleados, la situación de Vocento es más estable y sólida y esto también se ha trasladado al Consejo. Cada miembro defiende sus posiciones, no siempre coincidentes al cien por cien, como es lógico, pero trabajamos con absoluta lealtad por el bien de la empresa que tiene muy clara su estrategia. Yo he aportado todo cuanto he sido capaz para contribuir a incrementar la comunicación y mantener engrasada la maquinaria y creo que las cosas no van mal.
–¿Cómo y en qué ha cambiado Vocento en estos dos años de su presidencia?
–En este momento tenemos el grupo con el futuro más claro del sector en España. Nos hemos hecho un poco más pequeños, replegándonos a lo que sabemos hacer mejor. Pese a la profundidad de esta crisis, nuestras cuentas están saneadas gracias a un duro trabajo de eficiencia económica y ajustes, algunos, como los de personal, muy dolorosos para nosotros. La rentabilidad garantiza lo más importante para un grupo de comunicación, que es la independencia y la nuestra está intacta pese al terremoto económico que vivimos.
–En estos tiempos de crisis económica, territorial e institucional, ¿cómo está contribuyendo Vocento al final de este periodo tan duro para el país?
–Para empezar, continuamos dando empleo a varios miles de personas y pagamos encantados nuestros impuestos en España, por cierto, en ambos casos en cuantías infinitamente superiores a las de algunas multinacionales. Editorialmente, los medios de Vocento representan un gran espectro de sensibilidades ideológicas, pero desde todos ellos defendemos los valores recogidos en ese gran acuerdo de los españoles que se llama Constitución de 1978. También hemos respaldado los esfuerzos que se están haciendo desde las administraciones y la sociedad civil para sacar al país del agujero en el que se encontraba.
–En los últimos años han cerrado varias compañías de Vocento, ¿ha terminado el proceso de transformación?
–Las empresas son entes vivos en un ecosistema llamado economía global que está en evolución constante. En estas condiciones, el proceso de transformación de una empresa no debe terminar jamás si quiere ganar el futuro. Pero creo que el trabajo más complicado, que no es otro que el cambio de mentalidad y la apertura de miras hacia el universo digital y la evolución continua, está hecho.
–ABC está cada vez más cerca de alcanzar a El Mundo en ventas y va reduciendo significativamente sus pérdidas. ¿Ve posible que su grupo entre en beneficio?
–Espero que todo ello ocurra más pronto que tarde y no lo veo lejos. Lo importante, como decía antes, es que el futuro del grupo, en su composición y dimensión actual, ha quedado absolutamente despejado. En el ejercicio 2013 ABC ha arrojado Ebitda positivo y dentro de no mucho ABC va a ganar dinero, pero lo que es aún más importante: se está reencontrando con muchos de los lectores que perdió y se está sumando una nueva generación de ellos más jóvenes atraídos por el espíritu y los valores de esa casa que son los que siempre fueron, pero absolutamente renovados y puestos al día.
–¿En qué soporte se informa usted los fines de semana, impreso o digital?
–No son en absoluto excluyentes. Yo me informo por los dos. Primero porque en el caso de las cabeceras de Vocento las webs y los periódicos, ya sean impresos o copia digital de Kioskoymas, tienen contenidos distintos. Y segundo porque la experiencia de lectura que ofrecen es muy diferente. Me gusta poder leer los periódicos cuando viajo en mi tableta, pero disfrutarlo reposadamente en papel es un placer mucho mayor.
–¿Cuál es la estrategia de Vocento de cara a la evolución de la prensa hacia el mundo digital?
–La revolución digital es una realidad universal hace más de diez o quince años, depende de qué países hablemos, pero en España nosotros llevamos en ese camino que describe desde hace muchos años. Varios de los primeros diarios de España que tuvieron ediciones digitales son de Vocento. Nosotros vamos a seguir elaborando productos y contenidos, unos gratuitos y otros de pago, para todos los soportes actuales y futuros que tengan interés para nuestros lectores, a quien estamos tratando de conocer mejor gracias a las posibilidades de la tecnología.
–Vocento es la empresa que menos deuda tiene de los grandes grupos editoriales, ¿están estudiando compras en España o fuera?
–Diría que estamos en condiciones de poder considerar alguna oportunidad clarísima de generar valor para el grupo, pero no es realmente una urgencia. Además, como sabe acabamos de refinanciar toda nuestra deuda bancaria a largo plazo y eso nos da una tranquilidad aún mayor.
–¿Qué cree que va a quedar dentro de diez años del antaño boyante negocio de la prensa?
–Supongo que, como ha ocurrido siempre en este planeta, sobrevivirán los que mejor se adapten. Desde luego nosotros estamos trabajando para poder ser de los que sigan informando cada día, como venimos haciéndolo desde hace 160 años. Créame que no tenemos madera ni comportamiento de dinosaurio. En Vocento nos estamos transformando de nuevo con la energía y la decisión del superviviente. La prensa se ha renovado muchas veces tecnológicamente en lo que va de siglo. No es verdad que hablemos de un sector inmovilista.
Revolución tecnológica
–Usted es editor y también periodista. ¿Cómo valora el periodismo que se hace en España en relación con el que usted practicó?
–Ha cambiado debido a la diversidad de soportes que han aparecido en la última etapa de la revolución tecnológica que llevamos viviendo desde la Segunda Guerra Mundial, especialmente en los últimos diez años, y sobre todo, a la ruptura de las fronteras de tiempo –espacio sobre el que se planteaba hace cincuenta el ciclo informativo–. También sobre la relación entre el emisor del mensaje y el receptor. Pero diría que ahora, como en mi época de corresponsal, conviven dos tipos de periodismo: el bueno y el malo. Y créame que los principios del bueno, que se basan en la conciencia crítica, la curiosidad, la vocación de servicio y la independencia, son los mismos.
–¿Qué le aconsejo a mi hijo si me dice que quiere ser periodista en estos tiempos?
–Si tiene vocación y talento, adelante. No hay nada mejor que pueda hacer un hombre en su vida que aquello que le gusta. Y si es bueno créame que le pagarán bien por ello.
–¿Cuál es su opinión sobre la ley de propiedad intelectual que ha diseñado el Gobierno?
–Me parece muy acertado el modo en el que se está actuando protegiendo los derechos de los creadores y poniendo coto al aprovechamiento ilegítimo del trabajo creativo de otro. Algunas personas, no pocas atendiendo a las estadísticas que se publican, confunden la libertad y la independencia de esa babel que es Internet, que yo también respaldo, con la posibilidad de cometer acciones que fuera de ella, en la realidad de la vida son hechos moralmente reprochables y legalmente considerados delictivos. Que una acción como robar un libro, una película o un artículo sea repetida por cientos o miles de personas gracias a las facilidades tecnológicas y a la impunidad no la convierte en democrática.
–¿Cómo valora que tres grandes diarios cambien de director en sólo un mes?
–Le puedo dar mi opinión, pero no conozco realmente las razones que han llevado a los consejos de administración respectivos a decidir los relevos. Yo creo que obedecen a razones diferentes y han coincidido en el tiempo. Podríamos ponernos a explicarlas pero sería demasiado prolijo. Lo que sí le digo es que yo, en general, no creo en las teorías de conspiración.