FÚTBOL | primera división

Naufragio del Barça en Anoeta

La Real derrota a los azulgrana, que pierden además el liderato

BARCELONA Actualizado: Guardar
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Un Barça lento, fuera de sitio, algo indolente, sin amor propio y, caminando por el césped como si no le fuera la cosa, cayó este sábado en Anoeta. Los azulgrana, que carecieron de la actitud que se le exige a un equipo que quiere ganar la liga, se dejaron más que tres puntos en Anoeta. Perdieron el liderato, pero sobre todo extraviaron el crédito que se habían ganado en los últimos tiempos. Falló Martino, que erró en la alineación y se equivocaron los jugadores, que no supieron interpretar el partido que les pedía su entrenador. No supieron cómo disputar un partido tenso, fuerte, de hombres y naufragaron ante una Real, que lo tuvo claro desde el inicio y que simplemente fue mejor. Los hombres de Arrasate leyeron mejor el libreto de su míster, le pusieron todo lo que hay que ponerle, ganaron todas las minibatallas, defendieron mejor, mordieron más, se entregaron a la inspiración de Vela y Griezmann y supieron buscar los puntos débiles de su rival. El día en que el Barça se jugaba la liga, cayó con estrépito y quedó a la deriva, sin que Neymar, Messi, Iniesta, Alexis o Cesc mostraran la más minima capacidad de reacción.

Como se esperaba, el partido arrancó intenso, caliente, contagiado por la excitación de la grada, que estaba molesta con el Barça, por los errores arbitrales de las semifinales de Copa y con la supuesta actitud de menosprecio hacia sus jugadores en la eliminatoria copera. La crispación de la hinchada envalentonó a los txuriurdines, que se tomaron el encuentro como una cuenta personal que tenían que resarcir. Era como un duelo al amanecer. Pero el FC Barcelona no quiso entrar en el cuerpo a cuerpo y se acabó suicidando. Ambos técnicos esperaban un choque viril, porque lejos de poner sus hombres más creativos en el centro del campo, apostaron por los más físicos. En el caso de Martino fue el doble pivote defensivo formado por Busquets y Song, que fue el principio del fin culé, y en el de Jagoba Arrasate fue el trivote Zurutuza-Markel-Elustondo.

Quien más adoleció esta guerra de guerrillas en la medular fue el Barça, que no pudo tocar y combinar como le gusta. En ocasiones trataba de no arriesgar la pelota, para evitar las salidas rápidas a la contra de Vela y Griezmann, pero la mayoría de las veces se chocaba contra el muro blanquiazul. Sin Xavi, ni Cesc, faltaba un faro en el equipo. Iniesta jugaba a medio camino con las tres puntas, pero en la primera parte había poco que enlazar. La Real ponía una velocidad más y se sentía cómoda en la histeria colectiva. El Barça, en cambio, dimitía de todo.

A la media hora, tras una saque de esquina, Elustondo puso en evidencia a la defensa azulgrana. A los de Martino les tocaba remar contra corriente justo el día en que no mostraban muchas ganas de pelea. Sin embargo, tres minutos después, Messi se sacó un conejo de la chistera y puso el empate, con el que se fueron al descanso.

Tras la reanudación, Martino confiaba en que la Real perdiera algo de gas y le cediera todo el campo. Pero nada más lejos de la realidad. Los de Arrasate sí bajaron algo de intensidad, pero no entregaron el terreno. Se fueron arriba y en cuarto de hora acabaron con el equipo catalán. El 2-1 volvió a evidenciar lo mal que defiende los balones aéreos el cuadro azulgrana y el 3-1 cayó en medio de la empanada general blaugrana. Quedaba más de media hora y Martino rectificó el planteamiento inicial. Quitó a Song, puso a Cesc, un poco más tarde retiró un defensa y cerró con tres. Pero no era su noche. La fórmula la tenía la Real, que entre el delirio de la grada a punto estuvo de hacer el cuarto. Anoeta se cobró la revancha que buscaba.