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Eulogio Varela, un genio rescatado

El museo ABC exhibe la obra del cosmopolita ilustrador, "un hombre del Renacimiento en la era del automóvil" que inspiró a Picasso y Juan Gris

MADRID Actualizado: Guardar
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Sus ilustraciones brillaron durante décadas en 'Blanco y Negro', 'ABC', 'La ilustración Española o 'Helios'. Diseñó muebles, joyas, vidrieras o tipografías y transmitió sus saberes a varias generaciones de artistas. Unos jovencísimos Pablo Ruiz Picasso y Juan Gris bebieron en los albores del siglo XX del talento múltiple y cosmopolita de Eulogio Varela (Cádiz, 1868-Madrid, 1955), un maestro del modernismo a quien el museo ABC rescata de su "injusto olvido" con una muestra que pone en valor la olvidada obra que iluminó su tiempo. "Un creador del Renacimiento en la época del automóvil" según Antonio Aparicio, comisario de la exposición 'Modernismo y modernidad', en cartel hasta el 22 de junio, y que rescata obra de Varela.

Fue Varela un pionero que reinterpretó e introdujo en España las corrientes estética que arrasaban en París, Viena, Londres o Bruselas en las primeras décadas del siglo XX. "Ecléctico y experimentador, hizo de todo y tuvo un gran número de seguidores" evoca a este "genio olvidado" el comisario. Vinculada al modernismo internacional, su obra se caracteriza "por su sentido polifacético y su afán de casar muchas artes, hermanando dibujo e ilustración" y por su faceta "más compleja como diseñador gráfico y decorador".

Reconociendo el poderosa influjo del checo Alphonse Mucha, Aparicio destaca "la radical originalidad de del talento modernista de Varela" aplicado a unos diseños "que conectan con el 'arts and crafts' de William Morris, Walter Crane o John Ruskin, e incluso en las experiencias posteriores del Darmstadt alemán, en un intento por unir arte, artesanía y diseño".

El Museo ABC atesora el grueso de la obra de Varela, casi 1.400 originales, en su mayoría ilustraciones para el centenario rotativo y 'Blanco y Negro', la publicación pionera entre revistas ilustradas en nuestro país. "Fue el emblemático confeccionador del diario y la revista, una labor equivalente a la que hoy realizan los llamados directores de arte en las revistas" aclara Aparicio. Apreciado calígrafo, tipógrafo y maestro, fue también autor de dos tratados, uno de artes decorativas (1934) y otro sobre caligrafía que vio la luz tras su muerte en 1963.

Se exhiben 290 obras realizadas entre 1898 y 1936, incluyendo sus propuestas decorativas, sus diseños de mobiliario, orfebrería, joyas y cerámica. Piezas que recorren cuatro décadas a lo largo de las cuales firmó Varela infinidad de portadas, dibujos, tapas decorativas, almanaques, orlas, frontispicios y caligramas. Como cuadra a la época, en sus portadas Varela recrea "a mujeres vinculadas a la modernidad" alternando "unas claves estéticas entre el imperante 'art nouveau', el simbolismo y la pintura prerrafaelita tan de moda a finales del XIX, y una veta costumbrista".

La influencia de Varela en sus coetáneos fue notable "y de su obra bebieron muchos artistas" destaca Aparicio. "Juan Gris, que se inició como ilustrador de 'Blanco y Negro', trabajó a su lado antes de irse a París, y también Picasso, en su fugaz paso por Madrid en 1901, coincido con Varela en la revista 'Arte joven'". Sagaz y avisado, Varela supo ver el talento de Gris "y la influencia fue recíproca, de modo que mientras Gris tuvo en Varela a su gran maestro del dibujo, Varela descubrió a través de Gris la ilustración gráfica germana, una corriente mucho más radical del modernismo".

Desvinculado de las publicaciones de los Luca de Tena, Varela retomó su labor docente como profesor en la Escuela de Artes y Oficios y la actividad pictórica en la que se había iniciado en Valladolid. "Pero no descolló nunca en la pintura como lo había hecho en la ilustración y el dibujo" explica el comisario, recordando que sus ilustraciones habían sido premiadas en las exposiciones nacionales de Bellas Artes en 1908 y 1913.

La personalidad de Varela "poco dada a la autopromoción y la escasa valoración del modernismo español hasta los años 70, junto a la marginando el modernismo madrileño en favor del catalán, contribuyeron a su olvido" concluye Aparicio.