BALONMANO | europeo

Paso al frente, cabeza alta y en semifinales

Un gran Sierra en la portería cimentó la victoria del equipo español, que vuelve a recuperar buenas sensaciones en defensa

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Una jugada puede definir las carencias y las virtudes de la selección española de balonmano. Transcurría la primera parte, los hispanos no conseguían lograr ocasiones de gol fácil y Macedonia parecía querer rememorar el mal trago vivido contra Austria. Todo el juego ofensivo del cuadro español terminaba por el centro. Las jugadas encallaban. No estaban cómodos. Como siempre en estas situaciones, los centrales españoles buscan a Aguinagalde, que espera paciente en 6 metros. Dos defensores a su espalda y la imposibilidad de encarar portería en su pensamiento. El pivote, inteligente, encuentra a Cañellas que entra en carrera desde su lateral y completamente solo se eleva para batir con solvencia a Ristovski.

Ese era el camino. Abrir un poco el juego en ataque, buscar las circulaciones rápidas y tomar la decisión de pase más acertada. Parece que la esperada vuelta del que es seguramente el mejor pivote del mundo, Julen Aguinagalde, al siete inicial, restaba creatividad al ataque español. Se vio contra Austria y durante los primeros veinte minutos del partido frente Macedonia. Luego consiguieron revertir la dinámica. Entrerríos probó y colocó a Julen entre último y penúltimo. Aparecieron los espacios y la diferencia de goles comenzó a aumentar. Cinco arriba ganaba España en el minuto 23 de la primera parte (8:13).

La defensa tardó en entrar en calor, pero volvió a funcionar. Es cierto que los macedonios tenían muy bien estudiado el partido y la ausencia de su gran goleador, Kiril Lazarov, apenas se notó en la primera parte. Su entrenador, Ivica Obrvan, les había dibujado claramente en la pizarra dónde sufría la defensa española. Ellos lo llevaron a la pista con perfección. Siempre que se elevaba un lateral en busca de lanzamiento los extremos realizaban circulaciones rápidas por la espalda y el pivote Stojanche Stoilov quedaba prácticamente solo ante Sierra.

Manolo Cadenas se lo dijo claramente en el primer tiempo muerto del partido, después lo debió remarcar de nuevo en el vestuario porque la segunda parte fue completamente diferente. La defensa abierta que caracteriza a la selección con contundentes presiones de los laterales en busca del robo de balón y el contragolpe volvió a funcionar. Gedeón Guardiola, muy resolutivo en tareas defensivas, dio un paso al frente y lideró la goleada hispana.

Los últimos minutos sirvieron para dar tiempo a los menos habituales. Antonio García demostró que es un cañonero en el que se puede confiar y Pérez de Vargas confirmó lo que ya saben muchos: la portería española estará cubierta con autoridad la próxima década. Al final, victoria contundente por once goles (22 – 33) y el pase a semifinales acreditado. España, actual campeona del mundo, vuelve a estar entre los cuatro mejores del continente y en la siempre difícil lucha por las medallas.