La penitencia de Valérie Trierweiler

"No se case con Valérie… Los franceses no la queremos". A pesar del tono suave con que una simpatizante pronunció esta frase mientras saludaba a François Hollande, sonó como un latigazo en aquella visita a Dijon, hace unos meses. Lo cierto es que en ese comentario se encerraba un sentir que parece mayoritario en el país. La fascinación inicial que generó Valérie Trierweiler (48 años) al llegar al Elíseo ha declinado incluso con mayor rapidez con que lo ha hecho la popularidad de su pareja y jefe del Estado (las encuestas le dan menos de un 30%de apoyo).

Las cualidades que apreciaban en ella -periodista de amplia formación, bella, elegante, con carácter y determinación- han sido eclipsadas por sus pecados públicos: el aireado resentimiento contra la política Ségolène Royal, ex de Hollande, la actitud altiva frente a la prensa y la sensación de que tiene poder y le gusta ejercerlo utilizando a sus cinco asistentes personales y la maquinaria administrativa que pagan, claro está, los contribuyentes. (Más información en Mujerhoy.com)