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Iker y Benzema acercan al Madrid a semifinales

Los de Ancelotti volvieron a imponerse por 0-1 a un luchador Espanyol que tuvo más opciones que en Liga

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Sin alcanzar su mejor versión, pensando en la vuelta en el Bernabéu pero con una solidez que le permite sumar ya seis partidos sin encajar un gol y un peligro enorme cada vez que se despliega en ataque, el Madrid dejó encarrilado el pase a semifinales ante un Espanyol con más coraje que calidad. Una gran noche para Iker Casillas, que cerca del final evitó el empate en un mano a mano con Córdoba y batió su récord de imbatibilidad. El Madrileño ya acumula 592 minutos sin recibir goles, desde el anotado por Umut Bulut para el Galatasaray, el 27 de noviembre. Yun día especial para Benzema, que firmó el triunfo y se eleva hasta los 101 tantos, mejor que el chileno Iván Zamorano. Acabó metido en su área achicando balones y pidiendo la hora, pero este Madrid ya parece un equipo cuajado.

Salvo el descanso a Xabi Alonso y la oportunidad ofrecida a Illarramendi para crecer en eje del centro del campo, Ancelotti salió con todo en Cornellá, ya que a Casillas jamás se le puede considerar un suplente o un meritorio y Arbeloa es otro fijo para el Mundial. Alistó a más titulares de los que se creía incluso Javier Aguirre, convencido en la previa de que su colega oxigenaría a su equipo y de que el Madrid sería menos intenso que en la Liga. Sin embargo, fue un bloque similar al que nueve días antes se impuso en este feudo amigo gracias a un cabezazo de Pepe.

Este grupo ha alcanzado la velocidad de crucero y apenas regala. Asumen sus jugadores, y por supuesto su técnico, que sin mucho estrés y sin partidos de gran exigencia se pueden plantar al menos en semifinales. Quizá porque no se expresa bien en castellano, por jugar al engaño o por ser diplomático, Carletto despistó a los especialistas. Dejó entrever que Isco podría ser titular como falso ariete y al final el malagueño ocupó plaza en el banquillo. Jugó de delantero pero sólo el último cuarto de hora, tras entrar por Benzema.

Vive bien el Madrid y ofrece buenas sensaciones con este 4-3-3 en el que Di María ejerce como centrocampista trabajador, con desborde al desplegarse en ataque y con remate. Illara guardó la posición y Modric fue el motor del equipo. El croata se ha convertido en el mejor refuerzo de los merengues este curso. Si antes era un jugador intermitente, apocado en los partidos clave y con poco recorrido, ahora parece un centrocampista extraordinario que maneja como pocos los espacios y los tiempos. Mueve al equipo, defiende con orden y se incorpora al ataque. Habrá que verle aún en duelos más exigentes, pero este croata ha progresado de forma geométrica.

El error clave de Pizzi

El ‘Vasco’ apostó por muchos titulares. Si en Liga fue Córdoba quien trató de poner en jaque a toda la zaga del Madrid, anoche el colombiano fue reservado hasta el tramo final y el titular fue Sergio García, baja por sanción entonces, figura clave en los ‘pericos’ y autor del gol del último triunfo ante el Celta. No mintió el mexicano cuando dijo que su objetivo era que no se cerrase la eliminatoria en Barcelona y poder llegar con vida al Bernabéu. El Espanyol jugó de forma conservadora hasta que se desmelenó al final.

Hubo una jugada que marcó el desarrollo del choque, y quien sabe si de la eliminatoria. Pizzi, autor de un gol extraordinario en el duelo copero de vuelta ante el Alcorcón, lanzó a las nubes tras una excelente combinación entre Sergio García y Lanzarote. El portugués hubiera evitado el récord de Iker Casillas. De forma paulatina, el Madrid se fue imponiendo. Cristiano aparecía por todo el frente de ataque y, en el primer desajuste del rival, lanzó al poste. Un aviso.

Antes de la media hora, Benzema, bastante activo y rápido toda la noche con y sin balón, desequilibró el duelo. Marcó un gran gol de cabeza, ya que era complicado reaccionar después de que Bale tocase antes el magnífico centro de Arbeloa. Frente a las aventuras ofensivas del Espanyol, el Madrid generaba tensión en cuanto se acercaba al área de Casilla, que sufrió para desviar un tiro de Bale de esos que transforman el cuero en un balón playero.

El encuentro se animó tras el descanso porque los catalanes adelantaron sus líneas y se emplearon con más combatividad. Pudieron empatar tras una ‘rosquita’ de Sergio García que se marchó cerca del palo y en los minutos finales, cuando Iker salvó con la rodilla el remate de Córdoba. Dominaron ante un Madrid que ya jugó con el resultado y el choque de vuelta, pero aun así pudo regresar con los deberes completados. Lo evitaron Casilla, un cabezazo demasiado picado de Cristiano y la poca destreza de Arbeloa al ingresar en el área.