Desfile de yihadistas en una población siria. / Efe
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España, semillero yihadista

Once españoles y seis marroquíes residentes se han alistado desde abril de 2012 en grupos extremistas para combatir con Al-Qaida en Siria

MADRID Actualizado: Guardar
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A las 15.06 horas del domingo 5 de enero, en un vuelo directo de las aerolíneas turcas, aterrizaba en el aeropuerto de Málaga procedente de Estambul un tipo delgado, moreno y con barba recortada. El viajero descendía del avión con pocos bultos y su cara, un tanto ajada, no aparentaba los 28 años que dice su Documento Nacional de Identidad.

Se trataba de Abdeluahid Sadik Mohamed. Hijo de Mohamed y Fátima, nacido en la barriada del Recinto, en Ceuta; casado y con dos hijas de cuatro y tres años. Un obrero de la construcción cuyo nombre estaba en la lista de desaparecidos de la Policía Nacional, después de que su familia denunciara que la tierra le había tragado una mañana del pasado 29 de abril.

Con la denuncia metida en el cajón, una llamada suya semanas después tranquilizó a sus allegados. Estaba vivo, sí. Pero hablaba de sus penurias desde Siria, a donde se había desplazado para hacer ‘la guerra santa’ contra el régimen sanguinario de Bashar El-Asad. Para llegar allí había tomado un avión desde Casablanca hasta Turquía y luego cruzó la frontera hasta el norte del país árabe, inmerso en plena guerra civil.

Así es como el joven obrero ceutí, parado y sin expectativas en una ciudad de 85.000 habitantes y 40% de desempleo, cruzó la línea roja para engrosar la lista de "voluntarios" para combatir al "infiel". Abdeluahid había sido reclutado y adoctrinado en las calles de la barriada ceutí del Príncipe, de mayoría musulmana, y recibió la pertinente formación militar en campos de entrenamiento sirios antes de enarbolar la bandera del yihadismo internacional.

Su caso es uno de los 17 (11 ciudadanos españoles y seis marroquíes residentes en España) que se han alistado desde abril de 2012 en grupos extremistas vinculados a Al-Qaida que combaten en Siria, según el cruce de datos entre fuerzas policiales, el Centro Nacional de Coordinación Antiterrorista y la Fiscalía de la Audiencia Nacional, que ha recogido una investigación del Instituto Elcano.

Todos los ‘muyahidines’ son varones, de entre 16 y 49 años, casados por regla general y con residencia en Ceuta, Málaga o Gerona. No tenían una trayectoria yihadista significativa antes de irse al campo de guerra y solo dos de ellos tomaban parte de encuentros de propagación del salafismo yihadista desde 2008.

El caso más notorio es el de Mouhannad Almallah Dabas, absuelto por el Tribunal Supremo tras ser juzgado y condenado por los atentados del 11 del marzo de 2004 en Madrid. Viajó al país árabe en compañía de su hijo menor y desarrollaba actividades logísticas y de aprovisionamiento para el Frente Jabhat Al Nusra (Frente de la Victoria), el brazo armado de Al-Qaida en el norte de Siria.

«La cumbre del islam»

De los 17 españoles o residentes marroquíes que han empuñado las armas con la red terrorista hay al menos un menor de edad, Nordin A. M., y al menos cinco habría fallecido tras inmolarse causando números víctimas, tres de ellos de nacionalidad española. Uno de ellos ocurrió en un cuartel militar de Idilib, al norte del país, y su autor fue un ceutí que dejó un mensaje grabado antes del ataque. Afirmaba que la yihad, entendida como combate, "es la cumbre de la creencia en el islam".

Aproximadamente, otros 25 individuos más han viajado de España a Siria, pero en principio con el fin de incorporarse al Ejército Sirio Libre (ELS) y no a organizaciones yihadistas. Ahora bien, apunta la investigación de Elcano, las cambiantes circunstancias y el auge de estos últimos grupos podrían hace que algunos de ellos modifiquen su posición y termine por implicarse en entidades afiliadas o afines a Al-Qaida.

Según el sumario que investiga el juez de la Audiencia Nacional Ismael Moreno, estos “voluntarios” habrían sido captados por una red internacional que operaría desde Ceuta y un pueblo marroquí llamado Castillejo, con conexiones en Bélgica y Turquía. Dicho grupo fue desarticulado en junio pasado con ocho detenciones y en septiembre se arrestó a sus dos líderes, Yassin Ahmed Laarbi, en Ceuta, e Ismail Abdelatif Allal, en su casa de la localidad belga de Vilvoorde. Todos están acusados de pertenencia a organización terrorista y permanecen en prisión provisional.

Pese a la desarticulación del grupo, un auto del juez Moreno del pasado 7 de enero de 2014 aseguraba que dicha red de captación y envío de muyaidines a Siria "no solo sigue activa, sino que ha aumentado el número de objetivos, ya que la inmolación de estos cincos yihadistas ha producido un efecto llamada entre los integristas de Ceuta".

De ahí que la detención en Málaga, el pasado domingo, de Abdeluahid Sadik Mohamed, el primer combatiente conocido que tras ser formado y adoctrinado en Siria ha regresado a casa, ha sido vista con preocupación por los servicios antiterroristas. El joven ceutí admitió en sede policial que recibió entrenamiento militar en un campo de Alepo, donde se intensificó su adoctrinamiento religioso. Después tuvo una misión especial en junio: atentar contra la prisión de Abú Ghraib en Badgad y liberar a presos yihadista, y finalmente acabó enrolado en el grupo Estado Islámico de Irak y Levante, brazo armado de Al-Qaida en Irak. Una organización, asegura el juez Moreno, que promueve realizar la yihad "en casa".