Urbanización Alhambra del Golf donde Ignacio González compró un ático de casi 500 metros. / Josele-Lanza
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Ignacio se sube al ático

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En la tibia línea que separa los términos municipales de Marbella y Estepona, las mansiones levantadas a pie de playa, pero que difícilmente desentonarían en la campiña inglesa, marcan la pauta del verdadero lujo. Es en estos días de invierno cuando los escasos residentes habituales y los turistas de golf que llegan de latitudes más frías no alcanzan a romper la tranquilidad, que se respira a cualquier hora del día. El paisaje apenas se parece al de los meses de verano, cuando la zona es inundada por turistas madrileños y vascos, principalmente. Entre ellos es habitual encontrar algunas caras conocidas de la política y la empresa que buscan en Guadalmina la tranquilidad y el anonimato.

Es una norma no escrita en Marbella: quien quiere ser visto se deja caer por Puerto Banús o la Milla de Oro; quien busca tranquilidad se refugia en Sierra Blanca o, sobre todo, en Guadalmina. En otros rincones de Marbella el lujo es ostentoso, en Guadalmina adquiere el rostro de la sobriedad y la discreción. Es allí donde, tras dejar el Gobierno, José María Aznar adquirió el chalé a tiro de piedra del mar y de un campo de golf en el que disfruta de los veranos. También Dolores de Cospedal, el ahora en boca de todos Luis Bárcenas, la vicepresidenta del Congreso Celia Villalobos o el expresidente de Repsol Alfonso Cortina son otros habituales.

No se sabe si fue la posibilidad de cruzarse, en estricto uniforme veraniego de bermudas y zapatos náuticos, con algunos de estos personajes camino de la playa lo que sedujo a Ignacio González para comprar el ático por el que el presidente madrileño deberá dar ahora explicaciones en un juzgado de Estepona.

A unos 500 metros de las mansiones a pie de playa, pegada a Guadalmina, pero justo al otro lado del río del mismo nombre que separa Marbella de Estepona, la urbanización Alhambra del Golf es una más de las decenas de complejos de arquitectura mediterránea y pintura ocre que decoran el litoral más occidental de la provincia de Málaga. Publicitada comercialmente como un jardín tropical con piscina y lago, ni siquiera la gran cantidad de carteles de 'se vende' o 'se alquila' que decoran fachadas y ventanas la diferencian de otros conjuntos residenciales levantados bajo el cobijo de campos de golf y con la marca Marbella como referencia, aunque ocupen suelo del municipio vecino de Estepona. Si acaso, presenta una diferencia que solo se advierte tras una segunda mirada: la urbanización es inexpugnable. O te abren desde dentro o no hay manera de entrar. Hasta que saltó a la luz pública la implicación del ahora presidente de la Comunidad de Madrid, su vecina más célebre era Carmen Franco Polo, duquesa de Villaverde e hija del exdictador Francisco Franco.

El más grande y lujoso

La urbanización, que ya va por la fase cuatro -cada una de ellas con unas 90 viviendas- comenzó a construirse a principios de los noventa por una promotora catalana que tuvo que abandonarla durante la anterior crisis inmobiliaria. Otra empresa la retomó cuando comenzó a hincharse la burbuja. Hicieron un negocio redondo. El cambio de ciclo permitió que la promoción prácticamente se vendiera completa sobre plano.

El ático que González, con un sueldo bruto anual de unos 90.000 euros, reconoce ahora como suyo, pero que según admiten algunos vecinos lleva años disfrutando, no es uno más entre los áticos que coronan los bloques. Con 257 metros construidos y una terraza solárium de 238 metros, dispone de recibidor, salón comedor, cocina, lavadero, tres dormitorios, tres baños, un aseo, terrazas... El solarium cuenta también con sauna y piscina propias. Le corresponde, además, tres plazas de garaje y tres trasteros. No hay otro inmueble en toda la urbanización que reúna ni esas dimensiones ni esos equipamientos. Personas que han estado vinculadas a la promoción lo atribuyen a que se trata de un ático que uno de los promotores se guardó para sí. Cómo acabó en manos de González -aunque solo el 20% del inmueble figura a su nombre, ya que el resto pertenece a su mujer- es lo que ahora el político madrileño tendrá que explicar.

Según consta en la escritura de compraventa, el matrimonio ya era arrendatario del inmueble con anterioridad a la compra. El precio del mismo, adquirido a la sociedad Coast Investor LLC, radicada en el estado norteamericano de Delaware, representada por el empresario mexicano Rudy Valner e investigada por un juzgado de Estepona, ascendió a 770.000 euros. La mayoría de ellos, 741.000, se abonaron mediante una transferencia internacional.