Benzema gesticula durante un momento del Xàtiva-Madrid. / José Jordán (AFP)
FÚTBOL | Copa del Rey

El Madrid de los canteranos decepciona

El equipo de Ancelotti fue incapaz de poner en aprietos a un rival de Segunda B

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El Real Madrid de los canteranos decepcionó en el estadio del Olímpic de Xàtiva y la primera eliminatoria del vigente subcampeón de Copa se tendrá que decidir el día 18 en el Bernabéu, cuando los blancos confiaban en haber encarrillado en el campo del modesto de Segunda B el billete para octavos. Los blancos pensaron demasiado en la vuelta y ofrecieron sobre el césped artificial de la Murta un partido muy pobre, sin Cristiano Ronaldo, Xabi Alonso ni Gareth Bale, que les obligará a un esfuerzo ante su afición que no entraba en los pronósticos. El Madrid fue incapaz de marcar un gol al sólido Olímpic -ya lleva ocho partidos sin encajar un tanto-, para el que este empate, a falta del segundo partido que debe resolverse con la continuidad copera de los de Carlo Ancelotti, ya supone un éxito histórico, celebrado con una fiesta. El entusiasmo lo pusieron los de Xàtiva frente a un Real Madrid indolente y muy gris que tardó mucho en despertar y, cuando decidió ir a por el triunfo, tuvo una eficacia nula. Los jóvenes desperdiciaron una gran oportunidad para reivindicarse en un choque saldado también con un enfrentamiento entre Di María y Ancelotti y una sorprendente e incomprensible sustitución de Isco.

El Olímpic, con un partido muy serio, acabó la ida como un héroe invicto frente a un Madrid que volvió a ofrecer muy malas sensaciones, aunque esta vez los señalados fueron los chavales y los suplentes. Ni un solo remate a portería tuvo el Real Madrid en el primer tiempo. Tan sólo, a los 25 minutos, un cabezazo sin peligro a las manos del guardameta del Olímpic de Casemiro, el elegido, ante la ausencia de Xabi Alonso para no arriesgar sobre césped artificial, para formar pareja con Illarramendi en el doble pivote. El italiano alineó, algo insólito desde hace casi un decenio, nada menos que a nueve jugadores españoles, en un once con media docena de canteranos, pero los jóvenes decepcionaron, dejándose llevar y sin forzar en ningún momento frente a un rival muy ordenado. El Olímpico, sin embargo, no creó peligro en todo el partido, lógicamente temeroso y preocupado de guardar su puerta que de empujar y crear problemas a la defensa blanca.

Salvo algún detalle del atrevido Jesé en la primera parte, el aletargado Real Madrid se zambulló desde el principio en una dinámica de insolencia de la que, hasta que resurgió Isco tras el descanso, se contagiaron todos. El que más, Di María, que ahora que su entorno ha filtrado que se quiere ir ya al Mónaco, no le puso intensidad y cuando quiso disparar lo hizo, desde fuera del área, de mala manera. Sin la claridad y las diagonales de Xabi Alonso, el Madrid careció de juego, pero, sobre todo, de autoridad en un centro del campo en el que los locales se esforzaron con su defensa colectiva para evitar alguna ocasión del subcampeón. Todo un éxito antes del descanso para el Olímpic, que fue de más a menos, hasta que el Madrid se fue acostumbrando al campo y, agazapado atrás, no pasó apuros durante casi una hora.

Tampoco tuvo trabajo Casillas, porque el Olímpic, excepto en el arranque, cuando estuvo más suelto, cruzó muy poco el medio campo, en el que la presión y entusiasmo del equipo valenciano no sólo equilibró, sino que superó durante algunos minutos, a los madridistas. Ante tal ausencia de ganas, sin ritmo, y sin velocidad, el duelo estuvo tan apagado como las luces de La Murta hasta que cogió algo de vida tras el descanso. Y no lo hizo gracias al fútbol, sino a las claras ocasiones de Isco y Morata, y a la sustitución de Di María, que cuando abandonaba el campo le dijo a Ancelotti que él no se quedaba en el banquillo, sino que se iba a los vestuarios. Otro lío en el Madrid con Di María, desplazado de la titularidad desde que llegó Bale a ocupar la banda derecha del medio campo.

Estaba obligado el Madrid a animarse en la segunda mitad, y al menos encontró los espacios que se le cerraron durante toda la primera, para disponer de oportunidades de gol. Sin embargo, lo evitaron Francis, en la que mejor que tuvo Isco a la hora de partido, y poco después la falta de contundencia de Morata. Raro que perdonase el joven delantero centro del Real Madrid, pero es que en Xàtiva casi todo fue extraño en el Real Madrid después de la mejoría experimentada, desde el regreso de Xabi Alonso, ante rivales inferiores. Más raro aún fue que Ancelotti retirase a Isco a falta de un cuarto de hora, porque el malagueño estaba siendo, sin discusión, el mejor del Madrid en ese momento. Nadie lo entendió.