Las riñas familiares auguran una guerra sin cuartel
La herencia, el lugar de la sepultura y los derechos para utilizar la figura de Mandela generarán beneficios millonarios
Actualizado: GuardarEl nefasto espectáculo protagonizado por la familia de Nelson Mandela en sus últimos días de vida se ha llegado a interpretar como un indicio más de lo que le está sucediendo a su legado. Si en el terreno político, sus sucesores, con el actual presidente sudafricano Jacob Zuma a la cabeza, se han interesado más por sus propios intereses personales y partidarios que por el del bien de la nación, los familiares del exmandatario montaron una especie de ópera bufa que ha avergonzado a todo el país. En este penoso final, ha destacado en sentido contrario su última esposa, Graça Machel, que se ha mantenido en todo momento alejada de la polémica y ha mostrado la misma dignidad con la que acompañó al líder fallecido en la última etapa de su vida.
El escándalo alcanzó tal dimensión pública que en los últimos días el exarzobispo de Ciudad del Cabo y Premio Nobel de la Paz, Desmond Tutu, intervino de forma rotunda con un comunicado en el que, entre otras cosas, decía: Por favor no ensuciéis su nombre… Por favor, por favor, por favor, dejad de pensar en vosotros mismo. Es como escupir a la cara de Madiba”.
El último motivo de la disputa fue el lugar de su sepultura y la rentabilidad económica que supondrá la gestión de las visitas y la explotación de la figura de Mandela. La pelea enfrentó al nieto del expresidente y jefe del clan, Mandla, con una de las hijas Makaziwe. El pasado tres de junio se ejecutó por orden judicial el traslado de los cadáveres de tres hijos de Mandela a Qunu, su localidad natal, de donde se los había llevado Mandla en 2011 para enterrarlos en la localidad de Mvezo. El nietísimo tiene instalado allí su feudo y planeaba montar un complejo turístico con hoteles, e incluso con un estadio, en torno a la ‘atracción’ de la sepultura del líder fallecido. La denuncia de Makaziwe y otros 16 familiares dieron al traste con los planes de Mandla, pero este replicó en televisión con una diatriba en la que salieron a flote los trapos sucios familiares de adulterios, infidelidades y deseos de venganza.
Ofensiva judicial
Poco antes del último agravamiento de la salud de Mandela, dos de sus hijas, Makaziwe y Zenani, emprendieron una ofensiva judicial contra una grupo de abogados nombrados por el expresidente para dirigir dos empresas creadas para procurar beneficios para sus herederos. Uno de estos abogados es George Bizos, un gran amigo y defensor de Mandela desde hace más de sesenta años. El premio Nobel de la paz siempre consideró que no había cuidado bien a su familia a causa de su lucha política y de los años en la cárcel. Cuando recuperó la libertad uno de sus deseos fue asegurar el bienestar de sus allegados, tanto mientras él viviera como después de su muerte. Sin embargo, se cuidó mucho de que esos familiares tuvieran el control de las empresas y se lo otorgó a amigos y compañeros del partido.
Esta estrategia de Mandela no ha sido óbice para que sus familiares rentabilicen su parentesco a través de otros medios tan pintorescos como una marca de vinos o una línea de ropa que llevan el nombre de Mandela. Con este panorama de fondo, no es de extrañar que comenzara a cundir la sospecha de que a Mandela se le estaba manteniendo con vida artificialmente con objeto de ganar tiempo para cerrar un acuerdo o que sus allegados eran incapaces de llegar a un compromiso para ‘desconectarle’.
Las riñas familiares auguran una lucha feroz por la herencia y los derechos de imagen del líder desaparecido. Los beneficios pueden ser multimillonarios y hay demasiados aspirantes dispuestos a pelear por ellos. Un final triste y penoso para un hombre que su pueblo venera como un santo laico y que la comunidad internacional lo identifica como el gran referente ético de la lucha por la libertad y la justicia.