La Real dice ‘agur’ a Europa
Los vascos sucumbieron en Ucrania con una goleada a pesar de ser superiores en algunos tramos del encuentro y se despiden de toda competición europea
MADRID Actualizado: GuardarAdiós. O ‘agur’, en versión euskera. La palabra más triste del diccionario y la que encierra muchos matices cada vez que se usa. Fin del episodio en la ‘Champions’ de un equipo que hizo fantasear a sus seguidores, incluso invitándolos a entrar en su particular teatro de los sueños. Se despidió la Real Sociedad de la Liga de Campeones como más duele. En un partido donde fue mejor en algunos momentos y la noche en que al fin se vio un equipo luchador, con alma, sin miedo a nada más que ganar. Liderados por un reluciente Rubén Pardo, los donostiarras tuvieron en su mano durante muchos minutos la posibilidad de alargar el sueño del segundo puesto, toda vez que el Manchester vencía en el campo del Bayer Leverkusen. Se daba la primera de las condiciones para esa utopía en versión realista. Pero ni Griezmann ni Vela lograron en esta ocasión ser esos artífices que sacan de la chistera la magia de la elegancia y los goles. El Shakhtar Donetsk hizo lo mínimo y la justicia del fútbol dictó sentencia en el resto de los noventa minutos del encuentro. Los ucranianos se jugaban continuar en la máxima competición europea, seguir peleando con los grandes por alcanzar la final idealizada por cualquier futbolista europeo que se aprecie. La calidad de los ‘naranjas’ del Este influyó más que el corazón y las ganas españolas, congeladas como el tiempo en Ucrania tras el primer tanto local. Se derrumbó toda esperanza en la segunda parte con la puntilla del poderío ofensivo eslavo materializado con la eficacia brasileña alcanzada a golpe de talonario. Dinero, clima y prisas, malas combinaciones para una Real que quiso y no pudo. Cinco jornadas duró el sueño. Toca reanudar el camino.
Comenzó la Real Sociedad el partido en tierras ucranianas como no lo había hecho hasta el momento en su andadura por la ‘Champions’. Salió aguerrida, sin contemplaciones, permitiendo al contrario salir de su propia área solo con balones largos que eran rápidamente recuperados por la defensa donostiarra. Las combinaciones en los primeros quince minutos pudieron colocar a la Real por delante del marcador en más de una ocasión. Pero la falta de puntería o esa mala suerte que parece acompañar en Europa a los visitantes lo impidieron. Salieron los blanquiazules con el corazón caliente y la cabeza fría. Sabían que se jugaban continuar soñando con lo casi imposible. Pero siempre fieles a su estilo, a su manera, con la única forma de jugar al fútbol que saben. No debían olvidar que enfrente estaba un equipo que también jugaba seguir viajando por la máxima competición oficial y, además, contaban con un mayor número de probabilidades en las estadísticas objetivas.
Mezcla de estilos
Por ese motivo el Shakhtar Donetsk se sacudió la reacción inicial española y empezó a jugar con esa mezcla de estilo brasileño y de Europa del Este que tiene asumido desde sus orígenes contemporáneos. Sus hombres importantes comenzaron a utilizar su clase para algo más que vagabundear por el campo. La nueva mentalidad intimidó a los vascos hasta el punto que perdieron la posición del balón. A la postre la nueva situación desembocó en el tanto local. Un centro desde la esquina en apariencia inofensiva, la duermevela donostiarra y el gol de Luiz Adriano agradeciendo el regalo en su conjunto. Con ese tanto que se asemejó a la metáfora del jarro de agua fría, la segunda parte volcó todavía más presión sobre los del Arrasate. El apremio perjudicó los intereses españoles. Un saque de portería de Pyatov terminó en las botas de Teixeira y, al igual que hiciera en el partido de Anoeta, marcó el fin de toda esperanza realista.
Con el 2-0 el choque pasó a ser un mero trámite sin más interés que ver si el orgullo salía a relucir entre los futbolistas guipuzcoanos. Hubo tiempo de ver el gol de la jornada. Douglas anotó el tres a cero con un disparo potente desde el costado izquierdo al que Bravo sólo pudo saludar con cortesía mientras se introducía en las mallas. También hizo el cuarto como puntilla mortal para sellar la goleada y hurgar en la herida depresiva ‘txuri-urdin’. El partido en Donetsk es el reflejo del recorrido blanquiazul en la ‘Champions’. Quiso y no pudo. Se quedó en muy lejos de la orilla de la salvación y ahora le toca centrarse en Liga para intentar retomar el camino del sueño europeo. Volver a empezar.